Un estudio recrea en 3D una aproximación sobre cómo podría evolucionar el ser humano por culpa de las nuevas tecnologías.
Diario Sevilla.- Las películas de ciencia ficción y las series futuristas nos han mostrado un ser humano del futuro exactamente igual al actual. Lo que varía es el escenario en el que suceden, pero el ser humano es imaginado a imagen y semejanza del ser humano de este milenio (o el anterior). Pero nunca se ha tenido en cuenta un factor importante: la revolución de la tecnología. La forma de vivir el día a día, siempre con el móvil en la mano y desde el que realizamos prácticamente todas nuestras gestiones, y todo hay que decirlo, sin el que el ser humano parece no poder vivir, podrían hacer mella en la evolución. Es lo que cree un grupo de investigadores de Tollfreeforwarding.
Un equipo de diseñadores y científicos han intentado realizar un diseño en 3D sobre cómo será el ser humano del año 3000. Y han sido tajantes: seremos más jorobados, más bajos, más cabezones, con menos cerebros y con una garra como mano.
En el estudio explican los creadores de la investigación que el diseño y los hábitos típicos de los usuarios de los objetos tecnológicos modernos, como los teléfonos inteligentes y los monitores de computadora, tienen un impacto significativo en la forma en que nos sentamos y nos paramos. Prosiguen que se ha demostrado que ajustar constantemente nuestra posición para mirar hacia abajo a nuestro teléfono o hacia arriba en la pantalla de nuestra oficina tensa partes de nuestro cuerpo que determinan nuestra postura.
Caleb Backe, un experto en salud y bienestar de Maple Holistics , describe qué partes del cuerpo están bajo presión cuando se usa la tecnología: “Pasar horas mirando tu teléfono tensa el cuello y hace que tu columna pierda el equilibrio. En consecuencia, los músculos de su cuello tienen que hacer un esfuerzo adicional para sostener su cabeza. Sentarse frente a la computadora en la oficina durante horas y horas también significa que su torso se estira frente a sus caderas en lugar de apilarse recto y alineado”.
El vínculo entre la tecnología y la postura ahora está bien establecido, y es por eso que la espalda y el cuello del ser humano estará inclinado hacia su pecho.
Una garra
Sobre nuestros brazos, expresan que nos saldrá una garra. Según su diseño tendremos dos cambios anatómicos significativos, causados directamente por el uso de un dispositivo tecnológico en particular: el teléfono inteligente. Una condición acuñada recientemente, la que ellos han llamado “garra de texto”.
Tras agarrar constantemente el teléfono inteligente se acabaran curvando los dedos en una posición poco natural, por usar el móvil largos períodos de tiempo.
El Dr. Nikola Djordjevic de Med Alert Help explica la ciencia detrás del síndrome: “Hace algunos años, el uso de Internet móvil superó al de escritorio y ahora tenemos Internet en nuestras manos. Sin embargo, la forma en que sostenemos nuestros teléfonos puede causar tensión en ciertos puntos de contacto, lo que provoca la “garra de texto”, que se conoce como síndrome del túnel cubital”.
Codo de 90 grados
La explicación del Dr. Djordjevic para la garra de texto también se aplica al otro cambio físico notable: el codo de 90 grados. También conocido como “codo de teléfono inteligente”, esto se debe a la posición típica del brazo al sostener y usar teléfonos inteligentes, ya sea para uso general o cerca de nuestras orejas durante las llamadas telefónicas. La garra de texto y el codo de 90 grados apuntan a un tipo similar de comportamiento antinatural, como explica el Dr. Djordjevic:
“Este síndrome es causado por la presión o el estiramiento del nervio cubital que corre en un surco en el lado interno del codo. Esto provoca entumecimiento o sensación de hormigueo en los dedos anular y meñique, dolor en el antebrazo y debilidad en las manos. Mantener el codo doblado durante mucho tiempo (la mayoría de las veces, mientras sostiene el teléfono) puede estirar el nervio detrás del codo y ejercer presión sobre él”.
¿La tecnología nos hará más pequeños?
Los efectos de la tecnología en el cuello también han dado lugar a una nueva condición, acertadamente llamada “cuello tecnológico”. En un artículo para Health Matters , el Dr. K. Daniel Riew del New York-Presbyterian Orch Spine Hospital, explicó exactamente qué es el cuello tecnológico:
“Cuando estás trabajando en una computadora o mirando tu teléfono, los músculos en la parte posterior del cuello tienen que contraerse para mantener la cabeza erguida. Cuanto más mires hacia abajo, más duro tendrán que trabajar los músculos para mantener la cabeza erguida. Estos músculos pueden cansarse y doler demasiado al mirar nuestros teléfonos inteligentes y tabletas o al pasar la mayor parte de nuestro día laboral en las computadoras”.
Cráneo más grueso
Existe una creciente preocupación de que la radiación de radiofrecuencia emitida por los teléfonos inteligentes pueda causar graves consecuencias para la salud cuando se exponen al cerebro. En 2011, la Organización Mundial de la Salud clasificó la radiación de los teléfonos inteligentes como “posiblemente cancerígena para los humanos”, con una serie de estudios a largo plazo que buscan establecer el impacto total. Después de que un estudio de 2018 sugiriera que la radiación de los teléfonos inteligentes puede afectar el rendimiento de la memoria, también surgieron preguntas sobre su impacto en otras áreas cognitivas.
Se cree que los efectos son particularmente graves en los niños. Sus cráneos menos desarrollados son más delgados y absorben hasta tres veces más radiación que los cerebros de los adultos. Dado el impacto que podría tener sobre todos nosotros, se desarrollaría un cráneo un poco más grueso, lo que la protege de cualquier daño.
Cerebro más pequeño
El siguiente cambio en la apariencia no se notaría a simple vista. Desarrollaremos cráneos más gruesos, pero si hay que creer en una teoría científica, la tecnología también puede cambiar el tamaño de nuestros cerebros. En 2010 , el científico cognitivo David Geary dijo:
“Creo que la mejor explicación para la disminución del tamaño de nuestro cerebro es la teoría de la idiocracia”.
Popularizada por la película de 2006 Idiocracia, en la que un hombre común se despierta 500 años en el futuro para descubrir que es el hombre más inteligente del planeta, la teoría ganó fuerza gracias a una investigación que mostró cómo los cerebros humanos se encogieron entre 1,9 millones y hace 10.000 años. ¿Por qué? Gracias a los avances tecnológicos en agricultura, salud y muchos más ámbitos de la vida, ahora tenemos que hacer mucho menos para sobrevivir.
Un nuevo párpado interno
El cambio final es posiblemente el más extravagante: un nuevo párpado retráctil como el de los cocodrilos. La investigación sobre las pantallas que causan dolores de cabeza, fatiga visual e incluso ceguera está bien establecida. En el estudio se habla con Kasun Ratnayake de la Universidad de Toledo, quien sugirió un desarrollo evolutivo radical que podría limitar la cantidad de luz dañina a la que están expuestos nuestros ojos:
“Los humanos pueden desarrollar un párpado interno más grande para evitar la exposición a la luz excesiva, o el cristalino del ojo puede desarrollarse evolutivamente de modo que bloquee la luz azul entrante, pero no otras luces de alta longitud de onda como el verde, el amarillo o el rojo”.
El parpadeo lateral proveniente de otro párpado interno que nos protege de la exposición excesiva a la luz de los dispositivos tecnológicos, es el cambio evolutivo final para nuestro humano futurista con efectos tecnológicos.