La agencia señala que un mayor déficit fiscal, absorber deuda de Pemex y un bajo crecimiento sí pueden impactar su calidad crediticia.
Expansión.- Moody’s indicó que es muy poco probable que suceda un cambio “abrupto” en la calificación crediticia de México, es decir, que pierda su grado de inversión, pero sí hay factores que pueden impactar su calidad.
Renzo Merino, analista soberano para México de la agencia calificadora, explicó que tendría que haber un choque material que afecte el perfil crediticio, por ejemplo, como sucedió con la pandemia de Covid-19.
Agregó que para que México pierda su grado de inversión tendría que haber una combinación de factores como un debilitamiento institucional y que la economía tenga crecimientos de 1%, ya que complicarían el manejo fiscal y eso también puede llevar a la expectativa de un deterioro en las métricas de deuda del gobierno, si se va a estabilizar o seguirá incrementando.
Pero destaca que México ha logrado mantener su grado de inversión en condiciones adversas y tiene que ver con la capacidad de los hacedores de política macroeconómica de poder enfrentar los retos, de corregir los desbalances.
Esto último por la preocupación de que el gobierno mantenga un alto déficit fiscal, el cual se espera esté por encima de 5% del PIB en este año.
Para el próximo año, el gobierno está planteando un déficit fiscal de 3.5%, pero la perspectiva de Moody’s es menos alentadora, con cerca de 4.5%.
Resaltó que la fortaleza fiscal de México ha ido bajando en los últimos dos años.
Otro factor que inquieta a Moody’s es lo que pueda pasar con Pemex, pues se habla de que el gobierno absorba parte de su deuda.
La última vez que Moody’s cambió su calificación soberana para México fue en julio de 2022, cuando la degradó a Baa2, con perspectiva estable. Renzo comentó que a finales de año se hará una revisión y a emitir una opinión.
“Todavía vemos a México con sus fortalezas y sus debilidades dentro de lo que es el grado inversión”, declaró Renzo Merino.
Respecto al nearshoring, un factor que veían como un punto bueno para México, ya no es así porque se sigue a la expectativa de que se concrete, no se ha observado nueva inversión y se anticipa que los efectos de este fenómeno se demore hasta 2026.
Si se materializa el nearshoring, las expectativas de crecimiento de México pueden mejorar, con crecimientos por encima del 2%, pero si la incertidumbre afecta y no se concretan las inversiones, la proyección de crecimiento es entre 1 y 2%, lo que puede afectar al perfil crediticio.
Finalmente en cuanto a la reforma judicial, señaló que puede tener un efecto en el perfil crediticio si los contrapesos se debilitan, que no haya imparcialidad y afecte los contratos, que son las preocupaciones de los inversionistas.