CNN.- Por la década de 1940, los bosques tropicales cubrían gran parte del territorio de Costa Rica. Pero entonces las motosierras de los madereros comenzaron a avanzar, en un afán de tierras para cultivar y criar ganado, y los exuberantes árboles perdieron cada vez más terreno.
La historia avanzó en esa dirección durante décadas y, para los años 70, Costa Rica tenía una de las tasas de deforestación más altas del mundo. Pudo haber seguido así, pero los ticos decidieron hacer un viraje de 180 grados: a partir de la década de 1990 pusieron en marcha un programa que los convierte en ejemplo mundial.
Los datos para ilustrar sus éxitos se acumulan en una larga lista. Costa Rica es el único país tropical del mundo que ha logrado revertir la deforestación. Y lo hizo en un período relativamente rápido. A comienzos de los 90, un 25% de la superficie del país estaba cubierta por bosques, mientras que en la actualidad la cifra supera el 50%. Además, el 30% de la superficie son parques nacionales, con los beneficios que esa denominación conlleva. Y no se trata solo de este ecosistema: el 99% de la energía que usan los ticos es de energías renovables como la hidroeléctrica, la geotérmica y la eólica. Y a esto se suma un fuerte marco legal que prohíbe, por ejemplo, la explotación de gas y petróleo y las minas a cielo abierto.
El secreto del éxito de los ticos
No hay magia en la receta de los costarricenses para recuperar sus magníficos bosques. Hay un programa muy concreto que reunió dos herramientas clave: las leyes y los incentivos económicos.
En el año 1996, el país hizo ilegal la tala de bosques sin la aprobación de las autoridades y un año después introdujo el Programa de Pago de Servicios Ambientales (PPSA) que es referente en el mundo entero.
Este es un mecanismo financiero del Estado que le hace pagos directos a los propietarios y poseedores de bosques y plantaciones forestales por los servicios ambientales que prestan cuando están bien gestionados, tal como explica la ONU. Los servicios son fundamentalmente cuatro: mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero, protección de la biodiversidad, protección del agua y belleza del paisaje.
El dinero para estos pagos sale principalmente de un impuesto a los combustibles fósiles, así como de otras iniciativas puestas en marcha por el Estado.
Tres cifras permiten conocer el alcance del programa: más de 18.000 familias se han beneficiado hasta ahora por el PPSA, que ha tenido una inversión de US$ 524 millones y alcanzado más de 13.000 km cuadrados (más de un cuarto de la extensión del país). El programa prevé condiciones especiales para los territorios indígenas, y se estima que cerca de 100.000 integrantes de estas poblaciones se benefician de sus incentivos.
Y el cuidado del ambiente en Costa Rica —uno de los 25 países megadiversos del planeta y hogar de una de las mayores cantidades de especies en números absolutos— ha tenido un impacto positivo en el turismo, que hoy es una fuente de ingresos clave para el país.
El medio ambiente como derecho
El año pasado, la Asamblea General de la ONU reconoció como un derecho humano el vivir en un medio ambiente limpio, saludable y sostenible. Esto introdujo una nueva óptica al debate a nivel mundial: respetar el ambiente ya no es una elección sino una obligación, explica al respecto la organización WWF en su último informe Planeta Vivo.
En Costa Rica el derecho al medio ambiente saludable está contenido en la Constitución desde 1994.
El reconocimiento de este derecho, dice la organización, “ha desencadenado legislación y políticas ambientales más firmes, en una mejor implementación y observancia, una mayor participación del público y, lo más importante de todo, un mejor rendimiento ambiental”. Y pone a Costa Rica, y a Francia, como los ejemplos estrella.
¡Pura vida!: el factor humano que distingue a Costa Rica
Stewart Maginnis, director mundial del grupo de soluciones basadas en la naturaleza de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), explicó a CNN que el proceso “remarcable” de Costa Rica también está influenciado por el respeto de los ciudadanos hacia la naturaleza.
“¡Pura vida!”, el eslogan que distingue al país —que también es, por cierto, el más feliz de América Latina según el Informe Mundial sobre la Felicidad— es mucho más que un saludo: es también una actitud de gratitud y de paz personal y con el ambiente que los rodea.
Estas dos palabras simples pero poderosas hacen referencia a un bienestar, según el expresidente Carlos Alvarado Quesada, que en parte está vinculado a la decisión de los costarricenses de conservar el medio ambiente. En otras palabras: de no apostar a la extracción.