Excélsior
Este sábado se reportó el fallecimiento de Ifigenia Martínez, una de las figuras más emblemáticas de la política y economía mexicana, a los 94 años. Martínez, quien el pasado 1 de octubre entregó la banda presidencial a Claudia Sheinbaum, dejó un legado extraordinario como economista, diplomática y legisladora.
¿Quién era Ifigenia Martínez?
Ifigenia Martínez y Hernández, nacida el 16 de junio de 1930 en la Ciudad de México, fue una figura fundamental en el desarrollo económico, político y social del país. A lo largo de sus 94 años, dejó un legado inigualable en la academia, la política y la lucha por la justicia social. Economista, académica, legisladora y diplomática, Martínez fue una de las mujeres pioneras en muchos aspectos de la vida pública de México, dejando una huella profunda en varias generaciones.
Trayectoria académica y aportes al pensamiento económico
Martínez se destacó desde el inicio de su carrera al convertirse en la primera mexicana en obtener una maestría y un doctorado en Economía en la prestigiosa Universidad de Harvard, marcando un hito en la educación superior para las mujeres en México. Previamente, había cursado la licenciatura en Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consolidando una sólida formación académica.
Su labor intelectual la llevó a cofundar en 1950 la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), una institución clave en la formulación de políticas económicas para la región. Durante esa década, también se desempeñó como profesora de Finanzas Públicas en la Facultad de Economía de la UNAM, catedrática en el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA) e investigadora en el Instituto de Investigaciones Económicas de la misma universidad.
Entre sus publicaciones más destacadas se encuentran “La distribución del ingreso y el desarrollo económico de México”, “Política fiscal de México”, “Bases para la planeación económica y social de México”, “Sobrepoblación y desarrollo económico” y “Los incentivos fiscales en el desarrollo industrial de México”. Estos textos influyeron profundamente en el pensamiento económico de la época, abordando temas cruciales como la desigualdad, el desarrollo industrial y la política fiscal, sentando bases teóricas para el desarrollo económico del país.
Defensora de la autonomía universitaria y luchadora social
Su compromiso con la educación y la justicia social no se limitó a la academia. Durante el Movimiento Estudiantil de 1968, Martínez jugó un papel destacado como defensora de la autonomía universitaria y condenó la intervención del ejército en la UNAM. Como resultado de su postura en contra de las políticas represivas del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, fue detenida por las autoridades y encarcelada en una prisión de la Ciudad de México.
A pesar de estos episodios, Martínez nunca cesó en su lucha por la justicia. Fue reconocida por su valentía y, en 1966, fue nombrada “Mujer del Año” en México. Posteriormente, asumió roles importantes en el gobierno, como asesora de Jaime Torres Bodet, entonces Secretario de Educación Pública, y en 1967, fue nombrada directora de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM.
En el contexto del movimiento estudiantil de 1968, en la primera plana de Excélsior se publicó en una nota con las opiniones de tres personajes del ámbito universitario.
El título de la información fue el descuido a la juventud, por parte de los maestros, ha contribuido al conflicto.
Los entrevistados fueron hace 56 años Ifigenia Martínez. Es en esa nota, que la profesora fue nombrada Ifigenia Navarrete.
En la nota informativa, la maestra Ifigenia, fue descrita como joven, respetada, que viste siempre a la última moda y está enterada de todas las corrientes últimas del pensamiento humano, dijo: “El rector Barros Sierra reunió a todos los directores de las diversas facultades de la UNAM antes de lanzar su mensaje a los estudiantes, que consideró ha sido oportuno y necesario.
Habló de que la Universidad se encuentra en peligro porque se ha alejado de su función principal, que es la de servir como centro docente de la más alta cultura, técnica e investigación”.
Ifigenia Martínez, con la siguiente declaración, dejó en claro sus posiciones de congruencia: “Soy, desde luego, partidaria de las luchas cívicas y políticas, porque las universidades son los centros más sensibles y receptivos de los problemas contemporáneos”.
En otro momento del movimiento estudiantil, el Colegio de Profesores de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM, en la cual la cabeza era Ifigenia Martínez, a través de un desplegado sostuvo que, “la más importante condición para el triunfo del Movimiento es mantener y consolidar la unidad de profesores y alumnos de todas las instituciones de educación media y superior”.