Siete meses después de que el Gobierno federal vendiera el avión presidencial de Peña Nieto, apenas dos hospitales se construyen con parte de esos recursos en Guerrero y Oaxaca.
Expansión.- Tuvieron que pasar cuatro años para que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador lograra vender el avión presidencial de su antecesor, el priista Enrique Peña Nieto, y aunque prometió que los recursos, primero en la rifa y después por la venta, se destinarían al mejoramiento del sistema nacional de salud, poco se sabe de su uso.
A tres años de la rifa del avión presidencial no hay claridad del destino final de los 1,823 millones de pesos obtenidos por la venta de 3.6 millones de cachitos, según las cifras oficiales del Gobierno, mientras que a siete meses de la venta del avión, apenas inicia la construcción de dos hospitales con esos recursos, cada uno con 90 camas.
Uno se levanta en Tlapa, Guerrero, y el otro en Tuxtepec, Oaxaca. El organismo público IMSS-Bienestar estará a cargo de la administración de los hospitales, cuando el Ejército termine su construcción.
Levantar dos unidades médicas en aquellos municipios es un paso para atender la salud de estas comunidades del sur de México con altos niveles de marginación y pobreza. En Tlapa, incluso, habitantes han protestado en diversos mítines que López Obrador ha realizado en demanda de médicos, enfermeras, hospitales y fármacos.
Pero los recursos obtenidos por el avión no aseguran su operación inmediata. Todavía falta terminar la obra, equipar los hospitales y contratar al personal médico.
El avión presidencial
López Obrador se negó desde siempre a utilizar el avión presidencial, un Boeing modelo 787, con capacidad para 80 pasajeros. Esta aeronave, adquirida al final de la administración del expresidente panista Felipe Calderón, le significaba un monumento al privilegio.
“Lo compró Felipe Calderón cuando ya el licenciado Peña era presidente electo. O sea, se lo compró al presidente Peña”, ha declarado AMLO.
Ni el área privada de descanso ni la sala de juntas incluidas en el avión, que usó con más frecuencia el expresidente Peña Nieto, convencieron a López Obrador.
Desde su campaña electoral de 2018 prometió venderlo. Ya en el poder, intentó rifarlo en 2020. Ese año vendió miles de boletos a 500 pesos cada uno; pero, al final, el premio mayor del sorteo no fue el avión.
Fue hasta abril de 2023 que la venta se concretó: la República de Tayikistán, un país asiático, compró el avión al Gobierno mexicano por 1,659 millones de pesos, alrededor de 92 millones de dólares, según informó Jorge Mendoza, director general del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras).
El mandatario federal se mantuvo viajando en vuelos comerciales y ahora en los de la Fuerza Aérea mientras su Gobierno ha gastado millones de pesos en su mantenimiento y almacenamiento.
Aunque la aeronave ya salió de México, el contrato que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) firmó con Banobras para su arrendamiento concluye hasta 2027, así que el Gobierno federal pagará todavía1,764 millones de pesos, reconoce Presidencia.
Legisladores de oposición han cuestionado el beneficio de vender el avión y hasta han puesto en duda la venta. “¿Dónde quedó el avión?”, lanzó en septiembre Jaime Bueno, diputado del PRI, al secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, durante su comparecencia en la Cámara de Diputados.