
Sopitas.- Sí, desde que se patentó la bombilla eléctrica por Thomas Edison en 1879 la especie humana dio salto cuántico evolutivo sin precedente, sin embargo, ¿se nos pasó la mano con la contaminación lumínica?
Hoy sabemos que el exceso de luz es considerado un contaminante más que afecta no sólo la salud humana, sino también el medio ambiente, la investigación astronómica y algunas especies animales.

¿Has oído hablar de la contaminación lumínica y cómo te puede afectar?
Hubo una vez en CDMX que —durante las décadas de los 1960, 70 y 80— recorrer Paseo de la Reforma hasta el Zócalo para “ver la iluminación” no sólo era una salida familiar, era casi un ritual.

Las familias, muchas de clase media emergente, se subían a sus autos, los clásicos Valiant, Dart, Volkswagen o Chevrolet Impala; para transitar lentamente las calles como si se tratara de una procesión.
Miles de pupilas chispeaban por el reflejo de los focos multicolores
En septiembre, las luces patrias vestían los edificios con águilas, campanas y banderas tricolores.
En diciembre, la Navidad llegaba en forma de figuras brillantes de pastores, nacimientos, estrellas y árboles gigantes.
La luz no solo iluminaba, convertía la noche en un espacio seguro y festivo, transformando el automóvil en un pequeño templo rodante donde la familia contemplaba el “milagro” eléctrico del progreso.
Esa costumbre marcó generaciones, dejando en la memoria colectiva el recuerdo cálido de luces que eran también símbolo de pertenencia, de esperanza nacional y de una devoción silenciosa al espectáculo del Estado.

Y es que la luz, desde la invención de la bombilla eléctrica por Thomas Edison en 1879, marcó un punto de inflexión en la evolución social, económica y biológica del ser humano:
Se sabe que la actividad humana se extendió al horario nocturno para realizar actividades laborales, industriales, de estudio o culturales.
Hubo una transformación que impactó en mejoras para la salud pública, así como para la investigación científica.
Aceleró la alfabetización y también nació el urbanismo luminoso: alumbrado público, vitrinas iluminadas, farolas, neones y luego pantallas LED.
Y aunque en 2019, el Poder Judicial Federal emitió un criterio jurisprudencial para que se reconozca el acceso a la energía eléctrica como un derecho humano indispensable, la pregunta es: ¿se nos pasó la mano?
Qué es la contaminación lumínica
Hoy en día, las narrativas sobre daño ambiental han acuñado el termino contaminación lumínica, el cual, se trata de un problema que va aumentando un 2% cada año.
Que afecta tanto al medio ambiente, las especies animales —incluyendo la humana—, así como a la a investigación astronómica; reconoció el doctor José Roberto García Chávez, experto en Arquitectura Bioclimática y Tecnologías sustentables por la Architectural Association School of Architecture, de Reino Unido.

El arquitecto dijo para Sopitas.com que la contaminación lumínica se refiere al exceso de luz artificial, particularmente durante la noche, producido por el brillo excesivo que proviene de luminarias, faros vehiculares, anuncios luminosos, entre otros.
El experto estimó que el 83% de la población mundial vive bajo cielos contaminados por luz artificial, pero en Europa y Estados Unidos esta cifra puede ascender al 99%.
“La mayoría de la luz de la calle no está dirigida correctamente, por ejemplo, se va al cielo y eso permite la no visión del firmamento, pero se podría lograr si se ilumina de manera descendente y así no se contamina”, ejemplificó el académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Impacto de la contaminación lumínica
La contaminación lumínica representa una de las mayores amenazas modernas para la astronomía observacional, pues el brillo artificial de ciudades, carreteras, anuncios y alumbrado público invade el cielo nocturno, reduciendo drásticamente la visibilidad de las estrellas y cuerpos celestes, detalló el investigador.
Lo anterior no sólo impide que la ciudadanía tenga acceso a un cielo estrellado, un derecho cultural y natural, sino que también compromete seriamente el trabajo de astrónomos profesionales y aficionados que dependen de cielos oscuros para observar y estudiar el universo, acotó el miembro de Departamento de Medio Ambiente de la División de Ciencias y Artes para el Diseño de la UAM Azcapotzalco.

Por lo que respecta al impacto en especies animales, el profesor comentó que la contaminación lumínica altera profundamente los ritmos biológicos de muchos seres vivos al desorientar sus ciclos naturales de reproducción, alimentación, migración y descanso.
En el caso de animales nocturnos como murciélagos, búhos, tortugas marinas o insectos polinizadores que dependen de la oscuridad para sobrevivir, la luz artificial interrumpe sus comportamientos esenciales, refirió García Chávez.
El arquitecto dijo que, en el caso de las tortugas, éstas pueden confundir las luces urbanas con el reflejo del mar, alejándose del agua al nacer; o los insectos que se ven atraídos por faroles y mueren en masa, o las aves migratorias que cambian de ruta y colisionan con estructuras iluminadas.
“La luz, que para los humanos simboliza seguridad y progreso, para muchas especies representa una amenaza silenciosa”.
Cambios en los ciclos naturales de la vegetación
La contaminación lumínica también afecta a la vegetación al trastocar sus ciclos naturales de crecimiento, floración y reposo.
Muchas especies dependen de la duración de la oscuridad para activar procesos como la fotosíntesis inversa, la apertura o cierre de flores y la producción de hormonas clave para su desarrollo, comentó el maestro.

La exposición prolongada a luz artificial, como la proveniente de faroles urbanos o anuncios luminosos, puede provocar que algunas plantas florezcan fuera de temporada, retrasen la caída de hojas o incluso sufran estrés crónico, debilitando con ello su salud.
Además, al interferir con los insectos polinizadores nocturnos y otros animales que interactúan con la flora, la contaminación lumínica rompe vínculos ecológicos vitales para la reproducción de muchas especies vegetales.
Así, incluso sin tocar el suelo, la luz artificial puede empobrecer el equilibrio natural de un ecosistema y abonar al cambio climático, acotó el doctor.
Y la salud de las personas
Por lo que respecta a la salud humana, la exposición continua a luz artificial brillante durante la noche provocaría mayor riesgo de desarrollar afecciones en el flujo sanguíneo al cerebro y sufrir un accidente cerebrovascular, así lo afirmó un estudio publicado en 2024 la revista científica Stroke, editada por la American Stroke Association, una división de la American Heart Association.
Dicha investigación fue realizada en residentes de Ningbo, en China; una ciudad de poco más de 8.2 millones de habitantes.

Esta investigación también descubrió que la exposición a luz artificial exterior durante la noche estaba asociada con un mayor riesgo de padecer enfermedades que afectan la salud del cerebro.
Incluso, aunque sea poca la luz que ingrese a tu recámara ya sea de luz de vallas publicitarias, farolas, edificios o coches, esta puede afectar en la calidad del sueño y aumentar el riesgo de enfermedades como obesidad, diabetes tipo 2; explicó por su parte el experto en arquitectura bioclimática de la UAM Azcapotzalco.
“Deberíamos dormir en absoluta oscuridad y dejar a 3 metros de distancia los dispositivos electrónicos de nuestra cama”
Algunos casos
Según un artículo publicado por National Geographic Latinoamérica, la exposición excesiva a la luz también se ha relacionado con cánceres sensibles a las hormonas, especialmente de mama, colon y próstata; los estudios epidemiológicos muestran que las personas que viven con los niveles más altos de contaminación lumínica tienden a tener tasas más altas de estos cánceres.
Además, la revista de divulgación científica citó un estudio de 2023, el cual descubrió que los niños que vivían en zonas de California con luces exteriores brillantes corrían un mayor riesgo de padecer una forma de leucemia infantil.
La fertilidad también puede verse afectada, pues los hombres que residen en zonas con más luz exterior por la noche tienen peor calidad de esperma, mientras que las mujeres embarazadas en zonas similares pueden experimentar mayores tasas de partos prematuros, reportó NatGeo.
El Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago también ha documentado que la contaminación lumínica nocturna, un factor ambiental modificable, podría tener una asociación positiva entre la prevalencia del Alzheimer particularmente en personas menores de 65 años.

Existe un parámetro científico para medir la cantidad de luz que emite algún objeto denominado como luminancia, el cual se calcula a partir del número de candelas por metro cuadrado, por esta razón, el doctor José Roberto García Chávez advirtió sobre el uso del celular y pantallas electrónicas, pues estos dispositivos tienen un alto flujo de luminancia con riesgos para la salud visual importantes.
Epidemia de miopía, ¿por exceso de luz?
La exposición prolongada a pantallas de celulares, tabletas o computadoras representa una de las principales causas que podría afectar la salud visual de las personas, una condición que con el confinamiento resultado de la pandemia por COVID 19 se exacerbó, declaró la doctora Janet Silva Ortiz, integrante de la Sociedad Mexicana de Oftalmología.
La oftalmóloga refirió que esta forma de contaminación lumínica, al ser una forma de entretenimiento para niños y niñas, les convierte en un sector de la población en riesgo alto de presentar afecciones de la vista.

La resequedad en los ojos está asociada a la sobreexposición a dispositivos electrónicos, pues se ha demostrado que su uso constante obliga a las personas a parpadear 25% menos veces debido a la atención que se le pone al contenido por lo que se olvida de realizar esta función de manera inconsciente, dijo la doctora.
“El 50% de las consultas es por ojo seco, algo que veíamos sólo en personas de la tercera edad por la falta de producción de lubricación por razones obvias de la edad, pero ahora llega gente joven y niños con este problema, que cada vez es más frecuente”.
Fatiga visual
También existe la fatiga visual por dispositivos electrónicos, una nueva enfermedad que la oftalmología comienza a identificar, por lo que vigilarla a tiempo es sustancial, pues provoca irritación, dolor de cabeza, visión borrosa, ardor o dificultades para enfocar, dio la especialista en glaucoma del Instituto de Oftalmología Conde de Valenciana, I. A. P.
Silva Ortiz explicó que la oftalmología moderna tiene identificada una epidemia de miopía y se estima que para 2050 más del 80% de la población podría presentar este padecimiento. ¿La razón? Estamos acostumbrado a nuestros ojos a ver de cerca.

Es decir, la miopía es una condición de la vista donde es posible enfocar hacia objetos cercanos, pero no a la distancia, por lo que, con el uso del celular o tabletas, al ser su uso tan recurrente y su observación cercana, se está acostumbrando al ojo a ver a estrecha distancia.
“El ojo no deja de desarrollarse hasta los 21 años y siempre se le está dando un estímulo para ver de cerca y no de lejos”.
La miopía es factor de riesgo para desarrollar glaucoma, caída de retina y otras complicaciones, advirtió la oftalmóloga egresada por la Universidad Nacional Autónoma de México.
La regla 20, 20, 20
Aún no existe regulación para detener este problema de salud pública en México.
Sin embargo, ya existen advertencias y recomendaciones de asociaciones médicas para alertar a la población, particularmente a que niños menores de 2 años no sean expuestos a pantallas o que los más grandes tengan restringido su uso a solo una hora diaria.
Por otro lado, se sabe que la realidad de muchas personas es el uso de este tipo de dispositivos como una herramienta de trabajo, por lo que la doctora Silva Ortiz recomienda el uso de la regla 20, 20, 20.
Es decir, cada 20 minutos dejar ver la pantalla, después mirar algún objeto a una distancia de 20 pies (6 metros) y hacerlo por 20 segundos, pues de esta manera es posible descansar la vista de este tipo de contaminación lumínica.
“Es importante parpadear, pararse de vez en cuando a tomar agua y si hay síntomas de resequedad usar lubricantes”.
Ajustar el brillo de las pantallas y utilizar los dispositivos a más de 30 centímetros de distancia de la cara, ya que si se hace a menor distancia es posible que se estén presentando problemas de visión, son un par de sugerencia de la especialista.

“No usar pantallas al menos una hora antes de dormir”, dice, pues está demostrado que llegan a alterar el ciclo circadiano, es decir, el ritmo biológico interno que regula diversas funciones del cuerpo, incluyendo el sueño y la vigilia, que es influenciado principalmente por la luz y la oscuridad.
“Si nos acostumbramos a irnos a la cama con el celular, el cerebro interpreta que es de día y la luz azul inhibe la producción de la melatonina”.
Baños de oscuridad
Muchas enfermedades de los ojos no dan síntomas hasta que se encuentran en estados avanzados.
Y en ocasiones el daño es irreversible, como ocurre en el 50% de los pacientes con glaucoma y retinopatía diabética, por lo que la médica Janet Silva Ortiz recomendó acudir a consulta oftálmica al menos una vez al año, especialmente si se tiene diabetes.

La experta llamó a retomar el entretenimiento con actividades al aire libre y pensar en acudir en espacios destinados a darnos “baños de oscuridad“.
Derecho a los cielos oscuros
Para “promover la conservación de la energía, la seguridad pública, los intereses estéticos o las capacidades de investigación astronómica”; al menos 19 estados, el Distrito de Columbia y Puerto Rico, en Estados Unidos, cuentan con leyes para reducir la contaminación lumínica y la mayoría de las entidades han promulgado la llamada legislación de “cielos oscuros”.
Según la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales de EUA, en 2021, 17 estados consideraron 40 proyectos de ley con referencia a la contaminación lumínica o los cielos oscuros.
Y existen condados que también se han ocupado activamente de este tema, adoptando regulaciones en esta materia como parte de sus códigos de zonificación.
En Finlandia, por ejemplo, se han establecido medidas para preservar el cielo nocturno, especialmente en áreas rurales y parques naturales.
Se exige que las luminarias sean eficientes, dirigidas hacia abajo y con un espectro de luz que minimice el deslumbramiento.

Por su parte, Suecia no cuenta con una ley nacional específica sobre contaminación lumínica, pero muchas municipalidades han implementado reglamentos locales para reducir la iluminación innecesaria y proteger tanto a los ecosistemas como a la población.
Noruega, en una línea similar, promueve buenas prácticas de diseño urbano que minimicen la intrusión de luz artificial, sobre todo en zonas cercanas a parques naturales y regiones árticas sensibles.
México es un limbo regulatorio
México es un limbo regulatorio, de hecho, existe la escala de Bortle que va de 1 a 9, donde 1 es un cielo que no tiene problemas y 9 es altamente afectado; con este parámetro se puede determinar que, por ejemplo, CDMX presenta una contaminación lumínica altamente excesiva, reconoció el arquitecto José Roberto García Chávez, de la Architectural Association School of Architecture, de Reino Unido.
Hasta el cierre de este reportaje la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas dijo a Sopitas.com que sólo la reserva de la Biósfera El Pinacate, el Gran Desierto de Altar en Sonora, así como la Sierra de San Pedro Mártir en Baja California son Zonas de Cielo Oscuro reconocidas y protegidas para combatir la contaminación lumínica con el objetivo de preservar la visibilidad del cielo nocturno, fomentar la astronomía y proteger la biodiversidad nocturna.
Y tú qué opinas, ¿consideras que hacen falta más espacios para experimentar tu derecho a la oscuridad?