Importante presa en sur de Ucrania se derrumba; Moscú y Kiev se echan la culpa
AP.- Una importante represa en el sur de Ucrania colapsó el martes, inundando poblados, poniendo en peligro las cosechas y amenazando con interrumpir el suministro de agua potable, mientras los dos bandos en guerra se apresuraban a evacuar a los residentes y se culpaban el uno al otro por la destrucción.
Ucrania acusó a las fuerzas rusas de hacer explotar la presa y central hidroeléctrica de Kajovka, en el río Dniéper, en una zona que ha estado bajo control de Moscú desde hace más de un año. Por su parte, funcionarios rusos culparon a los ataques militares ucranianos en la región, donde el río separa a las dos partes.
De momento no fue posible verificar las afirmaciones contradictorias.
Funcionarios rusos y ucranianos hablaron de un “desastre ecológico” y un “acto terrorista” para describir el torrente de agua que salía de la represa colapsada y empezaba a vaciar un embalse ubicado río arriba, el cual es considerado uno de los más grandes del mundo.
El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy señaló que se trataba del “desastre ambiental causado por el hombre más grande de las últimas décadas en Europa”. El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que fue ”otra devastadora consecuencia de la invasión rusa de Ucrania”.
Mientras casas, calles y negocios se inundaban, las autoridades expresaban su preocupación sobre los suministros de agua potable y los equipos de emergencias evacuaban a miles de personas de zonas controladas por Ucrania y Rusia.
En la ciudad de Jersón, residentes molestos maldecían mientras trataban de rescatar a sus mascotas y sus pertenencias. Una mujer que sólo se identificó como Tetyana, caminaba a través de aguas que le llegaba hasta los muslos poder llegar a su hogar y rescatar a sus perros. Los animales estaban en cualquier superficie seca que encontraban, pero una perra embarazada estaba desaparecida. “Es una pesadilla”, repetía.
Las autoridades rusas y ucranianas enviaron trenes y autobuses para llevar a los habitantes a lugares seguros. Alrededor de 25.000 personas que viven en zonas bajo control ruso y otras 17.000 en territorio controlado por Ucrania deben evacuar, dijo Viktoriia Lytvynova, fiscal general adjunta de Ucrania. Ninguno de los bandos reportó víctimas.
Una fotografía satelital tomada el martes por la mañana por Planet Labs PBC, y que fue analizada por The Associated Press, mostraba un tramo faltante de más de 600 metros (más de 1.900 pies) en un muro de la presa, la cual fue construida en la década de 1950.
El colapso de la presa, que ambas partes temían que ocurriera desde hace tiempo, añadió una nueva dimensión a la guerra de Rusia en Ucrania. Las fuerzas ucranianas avanzaban con una contraofensiva largamente esperada en zonas a lo largo de los más de 1.000 kilómetros (621 millas) de la línea del frente en el este y el sur.
De momento se desconoce por qué alguno de los dos bandos podría destruir la presa, y su colapso podría ser producto de un deterioro gradual. Territorios controlados tanto por Rusia como por Ucrania estaban en peligro.
El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, afirmó que Ucrania destruyó la presa para evitar ataques rusos en la región de Jersón luego de lo que describió como una contraofensiva ucraniana fallida. Declaró que Ucrania había perdido 3.715 soldados y 52 tanques desde el domingo, y en un inusual reconocimiento de las pérdidas sufridas por Rusia, dijo que 71 soldados rusos habían fallecido y 210 resultaron heridos. Ucrania mantuvo su práctica de no comentar sobre sus bajas.
Zelenskyy comentó a los periodistas que su gobierno sabía desde el año pasado que Rusia había colocado minas en la presa, así que “iba a llegar el momento en el que se produjera una explosión”. Otros funcionarios ucranianos aseveraron que Rusia detonó la represa para impedir la contraofensiva ucraniana, a pesar de que los analistas señalaron que cruzar el ancho río Dniéper podría resultar demasiado complicado. Otros sectores de la línea del frente son vías de ataque más probables, según los analistas.
Nigel Gould-Davies, experto en Rusia y Eurasia del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, señaló que la supuesta destrucción rusa de la presa era una “medida sumamente defensiva” que demuestra “la falta de confianza en las perspectivas a largo plazo de Rusia” en la guerra.
Expertos habían indicado previamente que la estructura estaba en mal estado, lo que pudo haber conducido al derrumbe. David Helms, un científico estadounidense jubilado que monitorea el embalse desde el inicio de la guerra, apuntó en un correo electrónico que no estaba claro si los daños eran deliberados o una simple negligencia de las fuerzas rusas que ocupan las instalaciones.
Pero Helms también destacó el historial ruso de ataques a represas.
En un ejemplo de las repercusiones globales, los precios del trigo subieron 3% tras el derrumbe. De momento no está claro si el aumento se debió a la amenaza real de que las inundaciones destruyan las cosechas. Ucrania y Rusia son importantes proveedores de trigo, cebada, aceite de girasol y otros productos alimenticios para África, Medio Oriente y partes de Asia.
Las autoridades, expertos y residentes llevan meses preocupados por una ruptura o un desborde en la presa. Después de unas fuertes lluvias y el derretimiento de la nieve el mes pasado, el nivel del agua aumentó por encima de lo normal e inundó poblados cercanos. Las imágenes por satélite mostraban cómo el agua rebasaba las compuertas dañadas.
Zelenskyy dijo que las fuerzas rusas provocaron una explosión dentro de la estructura de la represa a las 2:50 de la madrugada y que unos 80 asentamientos estaban en peligro.
Pero el vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, señaló que el incidente había sido “un acto deliberado de sabotaje del bando ucraniano” dirigido a cortar el suministro de agua a Crimea.
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, comentó a los reporteros que Estados Unidos “no puede establecer con precisión qué ocurrió” y se negó a evaluar el impacto que eso tendrá en la contraofensiva de Ucrania.
Las dos partes advirtieron un desastre medioambiental inminente de aguas contaminadas en parte por las fugas de aceite de la maquinaria de la presa y de tierras de cultivo privadas de riego.
El Ministerio del Interior ucraniano pidió a los residentes de 10 localidades en la margen occidental del río y de partes de la ciudad de Jersón que reunieran sus documentos esenciales y a sus mascotas, apagaran los electrodomésticos y se marcharan.
Vladímir Leontyev, el alcalde nombrado por Rusia para Nova Kakhovka, que tenía una población de 45.000 personas antes de la guerra, informó que la ciudad estaba siendo evacuada.
El Organismo Internacional de Energía Atómica, la agencia de supervisión nuclear de Naciones Unidas, afirmó en un comunicado que “no hay un riesgo inmediato para la seguridad de la planta”, de Zaporiyia, cuyos seis reactores han estado apagados durante meses, pero siguen necesitando agua para su enfriamiento. Señaló que el ritmo de la caída del nivel de la reserva de la presa aumentó de 5 centímetros (2 pulgadas) a 9 centímetros (3,5 pulgadas) por hora y podría vaciarse en un par de días. La planta tiene fuentes de agua alternativas que pueden durar meses, de acuerdo con la OIEA.
Las autoridades ucranianas ya habían advertido que la rotura de la presa podría liberar un volumen de agua estimado en aproximadamente el equivalente al Gran Lago Salado de Estados Unidos.
Mykhailo Podolyak, asesor de la presidencia de Ucrania, advirtió que “miles de animales y ecosistemas serán destruidos”.
El incidente generó indignación a nivel internacional, incluyendo la del canciller de Alemania, Olaf Scholz, y del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien dijo que el “intolerable acto… demuestra una vez más la brutalidad de la guerra de Rusia en Ucrania”.
Ucrania controla cinco de las seis represas a lo largo del río Dniéper, que discurre desde su frontera norte con Bielorrusia hasta el mar Negro y es crucial para el suministro de agua potable y electricidad de todo el país, incluida la Península de Crimea.
Ucrania y Rusia ya se habían acusado previamente de atacar la represa.