Japón ahorca a tres presos en las primeras ejecuciones en dos años
El País.- La pena de muerte vuelve a ocupar titulares en un país industrializado y democrático. Japón, el único miembro del G7 junto a Estados Unidos que aún aplica la pena capital, ha ejecutado este martes en la horca a tres prisioneros condenados por homicidio. Se trata del primer ajusticiamiento en el país desde diciembre de 2019, así como desde que el primer ministro nipón, Fumio Kishida, asumió el poder en octubre. Tras esta ejecución, el número total de presos a la espera en el corredor de la muerte en Japón asciende a 107.
El ministro de Justicia japonés, Yoshihisa Furukawa, informó en una rueda de prensa de que los reos ejecutados son tres hombres: Yasutaka Fujishiro, de 65 años, Tomoaki Takanezawa, de 54, y Mitsunori Onogawa, de 44. Furukawa, quien ordenó las ejecuciones, añadió en otro encuentro con los medios que tomó la decisión el pasado 17 de diciembre “después de someterlo varias veces a profunda reflexión”. El titular de Justicia ya se había mostrado partidario de la pena de muerte “para crímenes que acarrean graves consecuencias” cuando asumió su cargo hace dos meses.
De acuerdo con el rotativo local Japan Times, Fujishiro fue sentenciado a muerte en 2009 por matar a siete de sus familiares en la prefectura de Hyogo, al oeste del país. Su condena se hizo firme en 2015, después de que el Tribunal Supremo rechazase su apelación. Por su parte, Takanezawa y Onogawa fueron condenados a la pena capital en 2003, por cometer robos en los que asesinaron a dos empleados de dos salas de máquinas recreativas ―conocidas como pachinko― en la prefectura de Gunma, en el centro de Japón. Takanezawa retiró su recurso en 2005, mientras que el Tribunal Supremo desestimó el de Onogawa en 2009.
No se ha revelado la hora de su defunción, pero sí se ha confirmado que Fujishi fue ejecutado en Osaka, al oeste del país, y Takanezawa y Onogawa en Tokio, la capital. Las autoridades no han dado detalles sobre si los familiares de los condenados fueron avisados o no antes de su ejecución. Hasta octubre de 2020, Japón podía llevar a cabo las ejecuciones sin informar previamente a los allegados de los condenados, una práctica que Amnistía Internacional criticó durante años. Esta organización pro derechos humanos denuncia que las ejecuciones en Japón están rodeadas de un halo de silencio y que es habitual que se lleven a cabo avisando a los condenados solo unas horas antes de que se produzcan o incluso sin advertírselo.
A pesar de las críticas que suscita el uso de la pena capital en muchos países industrializados, según medios locales, el apoyo entre la población continúa siendo relativamente alto en Japón. Tras conocerse la noticia sobre las ejecuciones, el vicesecretario del Gabinete, Seiji Kihara, comentó a los periodistas que “teniendo en cuenta la situación actual en la que se siguen produciendo crímenes atroces, no es apropiado abolirla”.
Las de este martes son las primeras ejecuciones desde el 26 de diciembre de 2019, cuando se ejecutó a un ciudadano chino acusado de asesinar a los cuatro miembros de una familia que residía en la prefectura meridional de Fukuoka. Durante el mandato de Shinzo Abe (2012-2020) se ejecutó a 39 presos. Los dos años que han transcurrido sin ejecuciones coincidieron con el inicio de la pandemia de la covid-19 y la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio, originalmente previstos para 2020.