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Aristegui.- La elefanta africana Ely, que por años vivió sola y en malas condiciones en el Zoológico San Juan de Aragón y ahora habita acompañada de dos elefantas más, tiene dos amparos en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, uno de los cuales se discute este miércoles 12 de febrero, mientras que el otro lleva 1 año y medio congelado.
Por otra parte, el procedimiento que se encuentra congelado en la Primera Sala del máximo tribunal fue tramitado por Susana Ramírez Terrazas y el despacho Va X Sus Derechos. Su objetivo el reconocimiento de Ely como sujeto de derecho para llegar a su libertad, trasladándola a un santuario.
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Foto: Río de la Torre
Independientemente de la naturaleza de los amparos, ambos ponen de manifiesto lo que era evidente y las autoridades capitalinas negaron por años: Ely no vive en condiciones dignas para su especie.
La soledad y el maltrato
Desde su llegada al zoológico de Aragón en 2012 hasta junio del 2023, Ely vivió en completa soledad, a pesar de ser una especie de naturaleza gregaria.
En la naturaleza, los elefantes africanos viven en unidades de aproximadamente 10 hembras con sus crías. “Varias unidades familiares a menudo se unen para formar un ‘clan’ que consta de hasta varios cientos de miembros liderados por una matriarca hembra“, explica el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés)
El amparo de Marcos Mario Czacki Halkin justamente argumenta que la soledad de Ely pudiera representar actos de crueldad animal, a lo que se suman el estrés, ansiedad y depresión que le provocan vivir en cautiverio.
Este conjunto ha derivado en el desarrollo de “conductas como golpearse constantemente la cabeza contra los muros de las paredes que la rodean, sin que alguien la detenga o se encuentre al pendiente de su cuidado e, incluso, ha realizado actos de coprofagia”.
Desde el 2017 se registraron evidencias físicas de que Ely sufre de zoocosis, es decir, trastornos psicológicos y de comportamiento que desarrollan los animales en cautiverio debido a las condiciones de su entorno.
En 2017, también, los zoológicos de la Ciudad de México buscaron la acreditación internacional de la Asociación de Zoológicos y Acuarios. Hasta ahora no la tienen.
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Imágenes de Ely en 2017 proveídas por Sedema.
“El maltrato a un animal no solamente deriva en golpes o torturas, también consiste en la privación del desarrollo de sus instintos animales, la falta de interacción y socialización con miembros de su especie”, afirma el amparo de Czacki Halkin.
A pesar de las necesidades sociales de Ely, al igual que las evidencias documentales de zoocosis, las autoridades capitalinas justificaron por más de una década la soledad y condiciones de vida de la elefanta
Por ejemplo, en abril del 2023, Fernando Gual Sill, quien para ese entonces encabezaba la Dirección General de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre, argumentó que Ely tenía un fuerte “vínculo” con sus cuidadores humanos. También señaló que su limitado hábitat, lleno de concreto, era suficiente para Ely.
Poco más de dos meses después de estas declaraciones y la publicación del reportaje El paso lento de Ely, la elefante más triste del mundo, Fernando Gual y la Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema) anunciaron que la elefante Gipsy sería trasladada al recinto de Ely para hacerle compañía. Aunado a esta noticias, Sedema informó que se ampliaría el recinto de las elefantes, inflando las cifras de su extensión.
En marzo del 2024, otra loxodonta, nombre científico de la especie, más, de nombre Annie, fue enviada al zoológico de Aragón, pese al rechazo de activistas y ambientalistas.
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Foto: Río de la Torre
A pesar de esto, además de diversos señalamientos de irregularidades y alta mortalidad en los zoológicos de la Ciudad de México, Fernando Gual Sill mantuvo su cargo a lo largo de toda la jefatura de gobierno de Claudia Sheinbaum.
Cuando ella llegó a la presidencia, Fernando Gual alcanzó también un cargo federal. Ahora se desempeña como Director General de Vida Silvestre en la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
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Imagen: BJC/AN
Garantizar una vida digna
El amparo identificado con el numeral 697/2024 señala que a Ely “se le debe garantizar una vida libre de crueldad, acceso a todas aquellas condiciones de salud y de vida que merece”.
Además, pide sentar las bases para su posible libertad. “Si no es posible tal circunstancia, que se haga valer su derecho a una vida libre de violencia y en general a las especies que estén en las mismas condiciones en México para que gocen de una vida acorde a su especie de acuerdo con sus instintos naturales por el hecho de que son seres sintientes”, dice.
El 19 de agosto de 2024, la Presidenta de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña, admitió a trámite la solicitud de ejercicio de la facultad de atracción para el amparo 697/2024.
Al aceptarse la solicitud, el asunto fue turnado a la ministra Yasmín Esquivel en la Segunda Sala.
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Foto: Río de la Torre
Antes de llegar a la Corte, el Juzgado Décimo de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México otorgó un amparo a la elefanta. En la sentencia se vincula a la Jefatura de Gobierno, a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente a ejecutar un plan de acción integral para garantizar el bienestar de Ely.
Las medidas incluyen, entre otras, verificar las condiciones del recinto, considerando que ahora es un espacio compartido con otras dos elefantas; asegurarse de que su alimentación aporte le los nutrientes necesarios, con asesoramiento especializado; proveer cuidados preventivos y tratamiento de enfermedades físicas y realizar seguimiento para detectar conductas anormales que puedan indicar estrés o problemas emocionales.
La sentencia también dejó abierta la puerta para un posible traslado de Ely, pues ordena “la elaboración de un protocolo de actuación, para el caso de que por cuestiones de salud y bienestar de la elefante africana, sea necesario trasladarla a otro sitio, el cual deberá incluir los posibles lugares a los que podría enviarse, los requerimientos técnicos que se requerirían para ello, los análisis que deben realizarse previamente a efecto de establecer si el animal se encuentra en condiciones de efectuar el traslado, así como cualquier otra actuación o elemento que se requiera para garantizar el bienestar de la especie durante ese traslado, para el caso de que ello fuera necesario”.
Todas las autoridades mencionadas como responsables en el amparo se inconformaron con la sentencia.
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Foto: Río de la Torre
Ahora, la ponencia de Yasmín Esquivel busca conceder el amparo y confirmar la sentencia del Juzgado de Distrito, obligando a las autoridades a cumplir con las medidas que buscan garantizar mejores condiciones de vida para Ely.
El segundo amparo, con diferencia de fondo
En agosto del 2023, la SCJN votó en la Primera Sala a favor de atraer un amparo promovido en nombre de la elefante Ely por Susana Ramírez Terrazas del despacho Va X Sus Derechos.
Si bien la activista ve como un avance el amparo a votarse el día de hoy, observa algunas limitantes en cuestiones de fondo.
“Los dos amparos hablan de Ely, pero el fondo no es el mismo“, explica en entrevista para Aristegui Noticias.
La abogada explica que en el amparo 697/2024 la justicia, en sí, protegería a Marcos Mario Czacki Halkin con lo que Ely se beneficiaría indirectamente.
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Foto: Río de la Torre
“En el amparo que nosotros tramitamos buscamos que sea Ely la amparada para que se le reconozca como sujeto de derecho y protección“, puntualiza.
La diferencia podría parecer mera formalidad jurídica, pero para Susana Terrazas es vital, pues, si se le reconocen sus derechos de manera plena a Ely, también se le debería garantizar su derecho a la libertad.
“Se otorgaría su libertad, porque Ely lleva toda su vida privada de ella”, dice quien por años ha luchado por el traslado de Ely a un santuario para elefantes.
En 2018, ante el cúmulo de evidencias de la precaria vida de Ely en el zoológico de Aragón, el Santuario de Elefantes Brasil tildó de “imperativo” el traslado de la loxodonta africana, ofreciendo un lugar en sus instalaciones.
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Foto: Río de la Torre
“Sería catastrófico: Ely moriría en el viaje. Son kilómetros y kilómetros”, afirmó Alinka Vannesa Olea y Wagner en 2023, cuando era directora del Zoológico Aragón.
Ella está señalada de fabricar evidencias, al igual que de tergiversar y plagiar un estudio, para justificar el cautiverio de Ely.
Hasta la fecha, las autoridades capitalinas no han aceptado que expertos internacionales evalúen a Ely para determinar si el traslado es viable.
Si bien el amparo de Mario Czacki busca garantizar una vida digna para Ely, Susana Terrazas cuestiona si el cautiverio realmente puede lograr el desarrollo pleno y libre de la elefanta y sus compañeras.
“Se le garantiza que la celda esté mejor, pero sigue siendo una celda. Ely sigue siendo cosificada”, afirma. “Buscamos la libertad para Ely, siempre se ha buscado su libertad. El cautiverio para especies humanas y no humanas no es algo que podamos presumir”.
Este amparo lleva más de un año congelado en la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia.
Zoológico, un modelo insuficiente
“No hay manera ética de mantener a los elefantes en cautiverio, sin importar las supuestas justificaciones de conservación. Porque la cautividad no puede acomodar lo que los elefantes verdaderamente son, lo que pueden y lo que se les debería permitir convertirse”, asegura la académica Catherine Doyle asegura en el libro The Ethics of Captivity (La ética del cautiverio),
La investigadora argumenta en este texto que los paquidermos son animales de naturaleza altamente social y con una inteligencia comparable al del humano. Por lo anterior, necesitan espacio, estimulación y compañía para prosperar.
Además, señala Doyle, los elefantes en cautiverio a menudo sufren de problemas de salud como obesidad, enfermedades crónicas y comportamientos estereotipados, como balanceo o caminar en círculos. Algunos de los cuales Ely ha presentado por años.
En el libro An Elephant in the Room: The Science and Well-Being of Elephants in Captivity, los investigadores Joyce Poole y Petter Granli concluyen que debido a la inteligencia y complejo ordenamiento social de los elefantes, estos animales solo pueden desarrollarse plenamente en cautiverio si habitan en manadas diversas y numerosas. Los expertos aseguran que el espacio mínimo necesario es de 50 a 70 kilómetros cuadrados de terreno y hábitats naturales variados.
El espacio donde están Ely, Gipsy y Annie es de “casi 7,000 metros cuadrados en su conjunto“, según informó Sedema. Es decir, diez veces menos que lo recomendado por estos expertos.
Los mencionados especialistas miembros de Elephant Voices también sostienen, basándose en décadas de investigación, que los hábitats ligeramente ampliados, como sería el caso de el Zoológico de Aragón, difícilmente marcan una diferencia significativa en el bienestar de los elefantes en cautiverio.