La OMS vigila la nueva variante de covid NB.1.8.1 tras su expansión en América y Europa

La variante de covid NB.1.8.1 presenta mutaciones específicas que podrían aumentar su capacidad de transmisión y disminuir parcialmente la eficacia neutralizante de ciertos anticuerpos.
WIRED.- La Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene bajo vigilancia una nueva variante del coronavirus, denominada NB.1.8.1. Según la institución, pese a que esta cepa ha provocado un incremento de contagios de covid-19 en diversas regiones, el riesgo general para la población se considera bajo.
Identificada por primera vez a finales de enero, esta variante es descendiente de la familia de sublinajes de Ómicron. De acuerdo con un informe de la OMS publicado el 23 de mayo por el Grupo Asesor Técnico sobre la Evolución de los Virus, hasta el 18 de mayo se habían registrado 518 casos en 22 países.
La OMS ha reiterado en diversas ocasiones que la covid-19 sigue siendo una enfermedad reciente, sobre la cual aún queda mucho por descubrir, especialmente frente al surgimiento de nuevas subvariantes. En este contexto, el organismo ha creado un comité asesor para ayudar a los países a mejorar sus estrategias de respuesta con un enfoque preventivo a largo plazo, que permita enfrentar futuras pandemias con mayor preparación.
Especialistas señalan que la prevalencia de la subvariante NB.1.8.1 sigue siendo limitada, aunque ha mostrado un crecimiento significativo. Entre las semanas epidemiológicas 14 y 17 de este año, su presencia pasó del 2.5 al 10.7% de los casos globales de covid-19 notificados.
Los mayores registros de contagios se concentran en las regiones del Pacífico Occidental, América y Europa. En el Sudeste Asiático solo se han identificado cinco secuencias genómicas, mientras que en África y el Mediterráneo Oriental aún no se ha detectado su presencia.
¿Es más peligrosa la variante NB.1.8.1?
El informe de la OMS indica que, a diferencia de otras versiones del virus, la NB.1.8.1 presenta mutaciones específicas en la proteína de la espícula (spike, en inglés), que recubre la superficie viral y facilita su entrada a las células huésped. Estas modificaciones podrían aumentar su capacidad de transmisión y disminuir en parte la eficacia neutralizante de ciertos anticuerpos generados por infecciones previas, lo que contribuiría a su propagación.
Sin embargo, la OMS aclara que no hay evidencia de que esta variante provoque una enfermedad más severa en comparación con otras cepas actualmente en circulación. Tampoco se han observado incrementos en hospitalizaciones o fallecimientos relacionados con su aparición.
Síntomas y medidas de prevención
Los síntomas asociados con la NB.1.8.1 son similares a los provocados por otras variantes del SARS-CoV-2: dolor de garganta, tos, fatiga, fiebre, dolores musculares, pérdida del gusto o del olfato, dificultad respiratoria, náuseas, vómitos y diarrea.
Expertos de la OMS explican que, aunque esta variante puede evadir parcialmente la respuesta de algunos anticuerpos, dicho escape inmunológico es comparable al observado en otros sublinajes de Ómicron. Esto sugiere que las mutaciones presentes en NB.1.8.1 no confieren una mayor resistencia a antivirales como nirmatrelvir y que las vacunas actuales continúan siendo eficaces para prevenir tanto la enfermedad sintomática como los cuadros graves asociados a esta versión del virus.
Las autoridades sanitarias recomiendan mantener una vigilancia estrecha y promover la vacunación entre los grupos más vulnerables, como personas mayores, inmunocomprometidas o con afecciones crónicas preexistentes.
No obstante, la organización ha alertado sobre una disminución en la atención prestada a la evolución del virus. En julio de 2023, reportó que solo el 25% de los países aún notificaban las muertes vinculadas a la covid-19, y apenas el 11% informaba sobre hospitalizaciones o ingresos en unidades de cuidados intensivos, lo cual limita la capacidad de monitoreo y respuesta ante nuevas amenazas virales.