Las claves para entender la cuantiosa deuda de Pemex

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La deuda de la estatal está de nueva cuenta en el ojo público: AMLO ha refrendado de nueva cuenta su apoyo, mientras que la estrategia de la compañía no tiene signos de cambio.

Expansión.- Los analistas no recuerdan con certeza en qué momento la estatal Pemex se convirtió en la petrolera más endeudada del mundo, pero hoy la compañía tiene pasivos por 105,000 millones de dólares e imposibilidades para pagar de manera autónoma sus vencimientos. Pemex no genera el flujo de efectivo suficiente para cubrir sus obligaciones.

Pemex tiene que cubrir alrededor entre 5,500 y 6,000 millones de dólares en amortizaciones de su deuda en tan solo el primer trimestre. Bloomberg calcula que la estatal debe pagar alrededor de 10,000 millones de dólares en bonos durante este año.

¿Cómo llegamos a estos niveles de deuda?

Los analistas refieren a una mezcla de factores como los causantes de que hoy la petrolera ostente ese primer sitio: una producción de crudo en declive desde hace más de 15 años –en 2004 alcanzó un hito máximo de producción, seguida de una caída continúa y una estabilización en los últimos años–; una alta carga fiscal impuesta a la compañía en las anteriores administraciones; la decisión por priorizar negocios secundarios con un bajo nivel rentabilidad y la crisis de precios de 2015 –cuando el precio bajó estrepitosamente de 100 a alrededor de 30 dólares por barril–, de la cual la compañía no logró salir ilesa.

Los especialistas encuentran una relación directa entre la baja de producción de petróleo y el aumento en la deuda de la compañía: Pemex no ha logrado subir los números de su negocio más rentable –el de producción y exploración– y ha gastado dinero en negocios que le generan pérdidas continúas como la producción de combustibles y el negocio de fertilizantes.

Como en años pasados no obtuvo recursos suficientes para continuar con sus operaciones y mantener sus niveles de inversión, su necesidad de encontrar financiamiento en el mercado aumentó. En 2015 Pemex ya registraba una tendencia creciente en sus niveles de deuda, pero en ese momento ésta era menor a la actual, de 86,792 millones de dólares.

La relación entre la Secretaría de Hacienda y Pemex

El viernes pasado el presidente hizo un anuncio que ya era esperado por los mercados: dijo que la Secretaría de Hacienda continuaría apoyando a la compañía y que ya había un plan para cubrir sus amortizaciones de deuda, del cuál no dio más especificaciones.

La relación entre el gobierno federal y la compañía ya era cercana desde sexenios anteriores: la petrolera ha sido por años la principal fuente de recursos de la hacienda pública. Pero en esta administración esa relación se reforzó: el gobierno obradorista –que ha puesto en el centro de sus objetivos a la estatal– ha reducido de manera significativa su carga de impuestos, le ha otorgado inyecciones de capital y durante 2021 se hizo cargo del pago de sus amortizaciones de deuda hasta que el año pasado decidió retirarle parcialmente el apoyo y dejar que la compañía se hiciera cargo de estos pagos, cuando el precio del petróleo aumentó y entonces la estatal obtuvo más ingresos que los programados. Pero hoy Pemex enfrenta una realidad distinta, con una mezcla mexicana de exportación cotizando alrededor de 70 dólares. “Esperamos una probabilidad casi cierta de que el gobierno brinde respaldo extraordinario, oportuno y suficiente a Pemex en caso de que haya dificultades”, dijo la calificadora Standard and Poor ‘s en un comunicado ayer miércoles.

Los tenedores de bonos y el mercado se encuentran tranquilos: tienen la certeza de que el gobierno federal respalda a la petrolera y están recibiendo grandes recompensas por el capital que prestan a la compañía. El martes pasado la estatal anunció que levantó deuda en los mercados internacionales a una tasa de 10.375%, casi el doble de la tasa a la que el gobierno federal ha colocado bonos. Pero los analistas se preguntan de dónde obtendrá la Secretaría de Hacienda los recursos: el presupuesto de egresos no contempla ninguna partida para seguir apoyando a la petrolera.

Y los analistas no saben qué esperar: el gobierno federal se está quedando sin espacio para apoyar aún más a la estatal. “El nivel de endeudamiento de Pemex se vuelve preocupante desde el punto de vista social porque implica que tanto la empresa va a tener que generar rentabilidad, como el gobierno hacerse recursos, vía impuestos u otras fuentes, para poder sostener el pago de esa deuda”, dice Víctor Gómez Ayala, un analista financiero.

Levantar capital en medio del entorno de altas tasas

La estrategia de la compañía se ha basado en mantener un endeudamiento cero en términos reales y se ha cumplido, dicen los analistas. Pero el refinanciamiento de deuda no está siendo del todo barato para la compañía: la estatal ha logrado colocar deuda en el mercado internacional a niveles mucho más altos que los vistos en años anteriores.

La tasa a la que colocó deuda esta semana fue de 10.375%. En operaciones de entre 2018 y 2020 la estatal colocó bonos con rendimientos entre 5 y 7%, según los registros de la compañía. El entorno económico mundial, con altos niveles de inflación y el continúo aumento en las tasas de interés por parte de los bancos centrales, ha encarecido el financiamiento al que puede acceder la compañía.

La petrolera también perdió el grado de inversión en abril del 2020, en medio de la crisis por la pandemia de coronavirus, cuando los precios se desplomaron y tocaron niveles negativos por primera vez en la historia. Varios fondos de capital tuvieron que abandonar los bonos de la petrolera. El riesgo de prestar dinero a Pemex aumentó y con eso el premio que exigen los inversionistas a la compañía.

¿En qué momento estamos?

La deuda de la compañía no atraviesa su peor momento. En 2020 alcanzó una cifra récord de poco más de 113,000 millones de dólares. Su último reporte financiero, de septiembre pasado, dice que ahora la cifra se sitúa en 105,035 millones de dólares, pero los analistas esperan el reporte anual de la compañía de febrero próximo para evaluar la estrategia del gobierno federal. La carga se ha reducido –en gran parte por la apreciación del peso frente al dólar– y por la serie de apoyos desde la Secretaría de Hacienda.

Para dimensionar el peso de la deuda sobre las finanzas públicas: la deuda reportada a septiembre de 2022 representó el 7.3% del Producto Interno Bruto, de acuerdo con cálculos del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO).

Pemex no ha recurrido a los mercados para levantar nueva deuda para financiar sus actividades o sumar más capital a sus proyectos, pero la reducción en los niveles de deuda no han sido resultado de un buen manejo en las operaciones de la compañía. “Los números operativos propios de Pemex no generan el flujo de efectivo suficiente para indicar que mejora la rentabilidad de la empresa y por eso se vuelve indispensable el apoyo del proceso federal”, explica Gómez Ayala.

¿Será posible bajar la deuda?

Los analistas son precavidos al hablar de qué tan exitosa ha sido la estrategia del gobierno federal. Dicen que los números muestran una baja en la deuda de la compañía, pero dudan que esto pueda ser sostenible en un largo plazo: el gobierno actual está repitiendo algunos errores del pasado, ha decidido continuar con la apuesta en el sector de refinación y optó por construir una nueva refinería en lugar de sanear las finanzas de la petrolera.

Los analistas lo comparan con las cuantiosas inversiones en las plantas de fertilizantes del sexenio pasado o la construcción de la refinería de Tula –durante la administración del panista Felipe Calderón– que al final no fue utilizada.

Pemex continúa perdiendo dinero en el negocio de transformación industrial –que incluye a la refinación– y no ha logrado encontrar nuevos campos que le dejen apuntalar su producción y darle vuelta de manera contundente a la tendencia a la baja de los últimos años. “A largo plazo nada de esto importa si no reformulas a la empresa y esto es algo que no está sucediendo, es algo que no ha pasado, siguen apostando por Pemex Transformación Industrial, por la refinación, los campos prioritarios de Pemex no han dado resultados. Operativamente la empresa sigue donde estaba hace cuatro años, aunque la deuda no ha crecido la realidad de la compañía en un largo plazo sigue igual de comprometida”, dice Óscar Ocampo, analista del Imco.

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