Expansión.- El gasto en pensiones de Pemex se ha convertido en una carga financiera considerable, duplicándose en la última década y añadiendo presión en un momento crítico para la empresa. En 2013, la petrolera destinaba 33,263 millones de pesos al pago de pensiones y jubilaciones. Para 2023, esta cifra ascendió a 74,256 millones de pesos, según datos de la Secretaría de Hacienda.
La tendencia al alza en el gasto de pensiones se detuvo brevemente en 2017 debido a una negociación con el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana y a una intervención de la Secretaría de Hacienda. Sin embargo, estos efectos fueron efímeros. En los años posteriores, Pemex renegoció condiciones más laxas para la jubilación, lo que resultó en un aumento significativo en la partida presupuestaria destinada a las pensiones.
Este incremento, dicen los analistas consultados, es en parte un reflejo natural de los cambios demográficos y el aumento en la expectativa de vida. No obstante, también es resultado de decisiones políticas recientes. El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha revertido algunas reformas anteriores que aumentaban la edad y el tiempo de servicio requeridos para la jubilación, medidas que habían sido implementadas durante la administración de Enrique Peña Nieto.
En concreto, se redujo nuevamente de 30 a 25 años de servicio y de 60 a 55 años de edad los requisitos para la jubilación. Estas modificaciones, aunque beneficiosas para los trabajadores, han incrementado los costos para Pemex, que tiene una base de más de 128,000 trabajadores.
Víctor Gómez Ayala, del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), señala que “la presión al alza va a continuar mientras no haya un cambio en el sistema de pensiones de Pemex. Esto no va a cambiar pronto”.
La situación financiera de Pemex se agrava por su alta carga de deuda, donde el pasivo laboral representa más del 30% de sus pasivos totales. A pesar de las aportaciones de capital que ha continuado recibiendo, la empresa enfrenta una presión creciente para financiar sus gastos operativos sin el apoyo adicional de Hacienda para cubrir los gastos de pensiones, como se había acordado en el sexenio anterior.
El récord de gasto parece que seguirá rompiéndose. De enero a mayo de este año, Pemex ha destinado 31,441 millones de pesos en jubilaciones y pensiones, un aumento del 7.4% respecto al mismo periodo del año anterior. La tendencia no muestra signos de desaceleración, y mientras no se implementen cambios sustanciales en el sistema de pensiones de la compañía, esta seguirá siendo una carga financiera significativa.
El impacto de estos gastos en las finanzas de Pemex y, por ende, en las finanzas públicas, es innegable. “Todos esos beneficios a favor del trabajo van en contra de la empresa. La compañía ahora enfrenta más presión por los derechos de los trabajadores y un menor apoyo de Hacienda en este rubro. Y la factura va completamente hacia las finanzas públicas”, concluye Gómez Ayala.