Londres 38: de un lugar de tortura a un sitio de rescate de la memoria

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Esta casa en el centro de Santiago fue un centro de detención del régimen militar en Chile en los primeros años de la dictadura. Ahora es un sitio para no dejar que las víctimas sean olvidadas.
Expansión.- El Barrio París y Londres, en el centro de Santiago de Chile, es reconocido por su vida bohemia, con cafés y calles empedradas que parecen salidas de alguna de las ciudades europeas que le dan nombre. Pero en la calle Londres se esconde un lugar que albergó los horrores de la dictadura cívico-militar que surgió después del 11 de septiembre de 1973.

La casa de Londres 38 fue utilizada como un centro de detención clandestino entre noviembre de 1973 y septiembre de 1974. El lugar recibió varios nombre clave, por ejemplo, la casa de las campanas, porque en el interior podía escucharse el repicar de las campanas de la Iglesia de San Francisco, que se encuentra al lado de la construcción.

Después de muchos años, en los cuales se intentó ocultar su pasado de horror, Londres 38 se transformó en un sitio para resguardar la memoria de las víctimas que pasaron por este lugar, ya sea que hayan salido con vida o no.

Esta es la historia de este inmueble, donde la frase “Toda la verdad y toda la justicia” es un principio.

De sede del Partido Socialista a centro de detención

La casa de Londres 38 fue construida en 1925. Entonces, Santiago aún gozaba de los beneficios de la industria del salitre, además de que en la capital chilena se vivía un impulso modernizador gracias a los festejos del primer centenario de la independencia, de acuerdo con el Consejo de Monumentos Nacionales de Chile.

“El barrio París y Londres, ubicado a un costado de la Iglesia y Convento de San Francisco, refleja la elegancia y la influencia europea en la arquitectura de la época, así como la necesidad de expansión de las áreas residenciales debido al aumento de habitantes en la ciudad”, indica el sitio web de la dependencia.

En 1970, la casa fue adquirida por José Gutiérrez y otros en representación del Partido Socialista de Chile para usarla como la sede de la Seccional de esta organización. Pero este destino daría un giro radical tres años después.

El 11 de septiembre de 1973, el mismo día que a menos de un kilómetro el ejército chileno bombardeó el palacio presidencial de La Moneda y tomó el poder, los militares tomaron la casa, que pasaría a conocerse como cuartel Yucatán.

Unas semanas más tarde, en noviembre de 1973, entró en operación la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), el organismo que, entre otras cosas, se encargó de perseguir a todo aquel que podría ser considerado un peligro para el régimen recién instaurado.

El oficial designado para estar a cargo de la DINA fue el teniente coronel de Ingenieros Manuel Contreras Sepúlveda, quien respondía directamente a Augusto Pinochet.

“El inmueble de Londres 38 recibió a las primeras víctimas de la represión”, indica Arturo Morales Campos, profesor-investigador de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en un artículo sobre el significado de este inmueble.

La DINA contó con todos los recursos logísticos, financieros y de personal necesarios para imponer el terror y con la más completa complicidad de los demás poderes del Estado chileno —incluido el Poder Judicial— y de la prensa.

Interior de Londres 38 en Santiago, Chile el 16 de agosto de 2022.

Aunque la represión y las detenciones arbitrarias iniciaron desde septiembre de 1973 en todo Chile, no fue hasta abril de 1974 que comenzó a usarse una estrategia de desapariciones forzadas. La casa del barrio París y Londres fue un escenario fundamental para esto.

“Este centro de detención fue el primer eslabón de una cadena de recintos de reclusión ubicados en la Región Metropolitana, que incluyó a otros tres centros clandestinos (…), utilizados por la DINA en su ofensiva represiva contra el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), primero, y de otras organizaciones de la izquierda chilena, como el Partido Socialista (PS) y el Partido Comunista (PC), más tarde”, indica la página web del recinto.

Los prisioneros arrestados eran conducidos en furgones frigoríficos herméticos; tendidos boca abajo y vendados en el suelo de camiones de diferentes marcas y modelos, que se introducían en el garaje, donde eran fichados y registrados.

A los prisioneros se les mantenía con los ojos tapados, amarrados de pies y manos y sentados en una silla día y noche.

La casa, aunque contaba con un espacio amplio, parecía pequeña para los hasta 70 detenidos que llegó a albergar al mismo tiempo. Estas personas se encontraban hacinadas en una sala común, de la cual eran sacados solo para ser interrogados —por medio de torturas— en el tercer piso de la casa.

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Las torturas que se realizaron en este sitio iban de la aplicación de descargas eléctricas a presionar a los detenidos con sus familiares cercanos, ya sea arrestándolos, torturándolos o sometiéndolos a violencia sexual en la presencia del detenido.

Durante el periodo que operó la DINA en Londres 38 —entre noviembre de 1973 y septiembre de 1974—, los agentes de esa organización hicieron desaparecer alrededor de 94 personas (81 hombres y 13 mujeres) que ingresaron a ese recinto como detenidos políticos, según consta de declaraciones en los procesos judiciales sobre el paradero de detenidos políticos, del informe Rettig y del informe Valech.

Ocultar el pasado

Algunos de los presos políticos que fueron liberados del sitio con vida reconocieron rápido la ubicación del sitio, gracias, en parte, al sonido de las campanas. Los detenidos “atados de manos y pies, con su vista vendada, tenían como única señal de referencia […] el toque de campanas [de la vecina iglesia de San Francisco] que cada cierto tiempo escuchaban, desde las improvisadas celdas de reclusión”, escribe el investigador Romané Landaeta en un artículo.

Al conocerse su ubicación, la dictadura cambió la numeración original que designaba al inmueble, por el número 40. Así, las numerosas denuncias realizadas comenzaron a apuntar, a partir de ese momento, a una dirección inexistente.

En 1978, el régimen de Augusto Pinochet transfiere la propiedad de la casa al Instituto O’Higginiano, una organización muy cercana al ejército chileno y que fue dirigida por Washington Carrasco, quien fue jefe del Ejército y ministro de Defensa de Pinochet.

Después del regreso de la democracia, en 1990, los gobiernos de la Concertación no hicieron ningún esfuerzo por recuperar inmueble, y el Partido Socialista, que había sido el último dueño del espacio, aceptó una indemnización en 2005, con lo que renunció al rescate.

En julio de ese año, el Colectivo Londres 38 solicitó al Consejo de Monumentos Nacionales chileno la declaratoria del lugar como Monumento Nacional en la categoría de Monumento Histórico, la cual fue acogida en octubre.

El presente: un espacio para las memorias

En Londres 38 —ahora Londres 40— aún se escucha cómo doblan las campanas de su vecina, la Iglesia de San Francisco, las mismas campanas que escucharon las víctimas que pasaron por esta residencia y que a los sobrevivientes les permitieron reconocer el lugar donde estuvieron detenidos.

Como parte del trabajo del espacio, ha desarrollado un archivo oral en formato audiovisual que en su fase piloto incluyó 23 testimonios de familiares de las víctimas y de sobrevivientes que permanecieron detenidos en Londres 38.

El espacio actualmente puede ser visitado de manera gratuita de martes a viernes.

La experiencia de visitar este lugar inicia en la banqueta. Ahí hay placas de hierro fundo con los nombres, militancias y edades de las 94 personas que se conoce que fueron asesinadas en este centro de detención. Algunas eran tan jóvenes como 19 años. Este memorial fue inaugurado en octubre de 2008.

En la fachada del edificio se conservan los dos números que tuvo el predio, el 38 y el 40, como un testimonio del intento de ocultamiento que realizó la dictadura.

En el lugar, la mayoría de las paredes están desnudas, pero hay letreros que señalan el uso que se le dio a los cuartos.

En la sala principal, hay una galería de las víctimas que pasaron por este centro de detención.

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