Los satélites captan el desplome de una gran plataforma de hielo en la Antártida unos días después de registrarse 40 grados de más
El desprendimiento de 1.200 kilómetros cuadrados de terreno es el mayor que se ha producido en la zona oriental del continente, que se creía mucho más estable que la parte occidental
La imagen es contundente. Una gigantesca plataforma de hielo marino milenario de unos 1.200 kilómetros cuadrados de extensión ―dos veces el tamaño de la ciudad de Madrid― se ha desplomado en el glaciar Conger al este de la Antártida, desintegrándose en miles de icebergs que ya navegan por el océano Antártico. El mayor, llamado C8, tenía 320 kilómetros cuadrados cuando colapsó, si bien se ha acabado fracturando en los días siguientes. Ahora, los icebergs mayores navegan a unos 65 kilómetros por día en dirección oeste-noroeste, según ha informado el Centro Nacional del Hielo de Estados Unidos, que analiza las imágenes de satélites de la NASA.
El suceso, en una zona del continente que se creía mucho más estable que la occidental, tuvo lugar coincidiendo con una ola de calor en la que se superaron en 40º las temperaturas habituales en ese lugar para un mes de marzo, si bien no se registraron subidas por encima de cero grados. Los científicos sospechan que lo ocurrido está relacionado con este incremento, aunque señalan que a las imágenes hay que añadir más información pendiente de análisis.
En todo caso, esta plataforma, que se alimenta tanto del glaciar Conger como del vecino Glenzer, parecía estar intacta a principios de mes, por lo que el derrumbamiento ha ocurrido en apenas dos semanas. En declaraciones recogidas por la NASA, el glaciólogo Christopher Shuman reconoce que “ha sido un reventón [un suceso que no se esperaba de forma tan repentina]”, aunque se sabía que venía perdiendo un kilómetro cuadrado de hielo al día desde hace dos años, mucho más que lo que perdía antes de esa fecha.
Ya a principios de marzo, de la plataforma marina frente al glaciar Glenzer se había desprendido un iceberg gigante de 144 kilómetros cuadrados, que acabó por romperse y que desconectó la zona continental de la cercana isla Bowman. Al no estar ya anclada a tierra, la plataforma de hielo se desestabilizó en toda el área, situación que días después coincidió con el aumento de las temperaturas. Fernando Bohoyo, científico polar del Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y especialista en corrientes oceánicas, recuerda cómo en esa zona “ya se había detectado que las aguas superficiales se están calentando; al circular por debajo del hielo flotante que sale a través de los glaciares desde el casquete polar, lo va desestabilizando, hasta romper los anclajes, como ha pasado”. Precisamente cómo funcionan esos anclajes forma parte de su proyecto de investigación con la científica Carlota Escutia.
La preocupación es grande entre los investigadores porque es la primera vez que un colapso de tal dimensión ocurre en una de las barreras de hielo de la Antártida oriental, aunque sí los ha habido muy importantes en la occidental. Los mayores, en la plataforma Larsen, en el mar de Weddell, que es la de mayor tamaño del continente. La zona llamada Larsen A se desintegró en 1995, la Larsen B casi desapareció por completo en 2002 y la Larsen C sufrió un desprendimiento en 2017 de 5.700 kilómetros cuadrados, en el iceberg A68 que se ha dado por desaparecido tras fragmentarse en abril del año pasado en las islas Georgia del Sur. “Esas plataformas de hielo sobre el océano hacen de tapón para que el hielo del interior no avance rápido, así que habrá que ver cómo aumenta la velocidad de esa pérdida, que como es de hielo interior, no marino congelado, contribuye al aumento neto del nivel del mar”, apunta Bohoyo.
Pese a que la plataforma de hielo y los glaciares son relativamente pequeños, destacan por la novedad de la ubicación. “Todos los colapsos anteriores han tenido lugar en la Antártida occidental, no en la Antártida oriental, que hasta hace poco se consideraba relativamente estable”, ha señalado también Catherine Walker, de la Institución Oceanográfica Woods Hole y la NASA en un comunicado. “Esto es algo así como un ensayo general de lo que podríamos esperar de otras plataformas de hielo más masivas si continúan derritiéndose y desestabilizándose. Entonces realmente estaremos más allá del punto de inflexión en términos de desaceleración del aumento del nivel del mar”.
Cabe recordar que estudios previos ya han señalado que cerca del 75% de las plataformas de hielo antártico que se reparten por los alrededores del continente han retrocedido durante los últimos 50 años y que si llegamos a un calentamiento global de 2 ºC sobre la era preindustrial y este se prolonga en el tiempo, se derretirá gran parte del hielo de esa gran área del este de la Antártida, que por si sola podría elevar hasta 53 metros el nivel del mar global.