El quinto año suele ser el del declive para cualquier presidente, sin embargo, expertos ven que AMLO mantendrá control de los hilos del poder y de la sucesión.
Expansión.- Trescientos noventa y cinco días separan a Andrés Manuel López Obrador del fin de su sexenio, tiempo en el que los expertos prevén que se observe a un presidente ocupado en garantizar la continuidad en su proyecto político, en culminar obras y en dejar los trazos para dar “línea” a su sucesor.
Este viernes 1 de septiembre el presidente presenta su Quinto Informe de Gobierno , aunque en los hechos, es el décimo noveno mensaje tipo informe debido a que, desde que inició su administración, López Obrador realiza una rendición de cuentas cada tres meses. A partir de este día, al presidente le restan 13 meses al frente del país.
A decir de politólogos, la recta final de un gobierno marca tradicionalmente el declive de un sexenio, en el que el mandatario en turno va perdiendo poder y atención.
“Típicamente, se definía como el quinto año como el año del declive del presidente porque todos los hilos del poder, de manera paulatina, iban siendo entregados al sucesor”, explica el profesor del Centro de Estudios Políticos de la UNAM, Efrén Arellano.
Sin embargo, este declive no se prevé que ocurra con Andrés Manuel López Obrador, quien en la recta final goza de una aprobación ciudadana del 60% y a quien se le ve, con la intención de mantener los hilos de la sucesión presidencial.
A diferencia de otros expresidentes, el sexenio de López Obrador no concluirá el 1 de diciembre, sino dos meses antes debido a una reforma electoral que adelantó el tiempo entre una elección presidencial y la toma de posesión al 1 de octubre. Por ello, a la administración de López Obrador le restan sólo 13 meses.
Además de lo electoral, en este año, López Obrador buscará concluir obras pendientes, pero sobre todo blindar su trabajo.
“Se va a enfocar en culminar y poder inaugurar las obras insignia del gobierno, como sería el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas. Desde el punto de vista de la administración pública, culminar sus dos obras insignia y blindar su obra”, plantea Patricio Morelos, consultor de comunicación política y politólogo por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
La aprobación de 60% que López Obrador obtiene contrasta con el rechazo en ciertos temas, como el de la seguridad. De acuerdo con una encuesta de Reforma, el 67% de los encuestados cree que la inseguridad “es el principal problema que hay en el país”.
En este rubro se encuentra uno de los principales déficits del actual gobierno, el dato de 158,946 los homicidios dolosos lo convierte en el sexenio más violento de la historia reciente de México.
“Es el sexenio más violento y plazos que se impusieron para bajar la violencia, se han ido justificando con cuestiones tremendamente políticas como el hecho de decir que no han dejado consolidar una Guardia Nacional 100%… Todos sabíamos que no iba a ser posible una reducción del 50% en el total de los homicidios en el plazo inicial pero una de las cosas que siempre dijimos es que no vamos a poder regresar a los niveles de menor violencia letal que teníamos hace 20 años si no cambiamos la estrategia y aquí lo que estamos viendo”, plantea Lisa Sánchez, directora general de México Unido Contra la Delincuencia (MUCD)
Ocupado en la sucesión
Cualquier presidente busca que haya continuidad en su proyecto, y con López Obrador no es la excepción, prevén los analistas.
“Todos los presidentes que están en el poder tratan de incidir para que gane su partido, que gane su candidato preferido, esto es en esta democracia y en cualquier otra”, afirma Fernando Barrientos, politólogo y profesor de la Universidad de Guanajuato.
La próxima semana se sabrá quién podría ser el sucesor del presidente Andrés Manuel López Obrador pues el día 6 se tiene previsto que Morena revele el nombre del o la aspirante que encabece las encuestas que midieron a quien prefieren los ciudadanos para coordinar los comités de Defensa de la Transformación.
A partir de ese día, el presidente ha asegurado que entregará el “bastón de mando” a quien los ciudadanos hayan elegido, y él se enfocará en el ejercicio de Gobierno, sin embargo, los expertos afirman que no se prevé que deje el ambiente político y sólo se enfoque en lo administrativo.
“Yo percibo que él tiene los hilos en la mano, los hilos necesarios pues para poder influir de la manera más conveniente para su movimiento”; agrega Efrén Arellano.
Dejará línea a su sucesor
A unos meses de dejar la Presidencia de la República, López Obrador ya ha delineado algunas recomendaciones a su futuro reemplazo, entre ellas que mantenga un canal de comunicación directo con los ciudadanos, aunque no sea La Mañanera; que invierta en infraestructura, que se mantenga cerca del pueblo.
“Las tengo que hacer porque es mi responsabilidad, aunque a lo mejor no me van a hacer caso, lo más seguro, pero sí voy a dejar un esbozo de lo que se necesita seguir haciendo para que continúe la transformación”, dijo el presidente el pasado 15 de agosto.
Entre las recomendaciones del presidente destacan:
– Continuar la inversión en obras públicas y la creación de infraestructura.
-Pensar en la construcción de trenes de pasajeros: “¿por qué no el tren desde Coatzacoalcos a Veracruz? Y luego ¿por qué no el tren de Veracruz a la Ciudad de México? ¿Y por qué no el tren de la Ciudad de México a Querétaro y a San Luis? ¿Y al norte, a Guadalajara, a Sonora, pasando por Nayarit, por Sinaloa, hasta la frontera?”.
-Comprar un banco.
-Impulsar una reforma al poder judicial, asunto del cual se pronunció a favor de que sea un tema para la campaña del próximo año.
-Mantener La Mañanera o un ejercicio similar para mantener informada la población.