El Financiero.-
Colectivos de madres buscadoras de la región del desierto de Altar encontraron restos de al menos 18 cuerpos en lo que se consideró un cementerio clandestino utilizado por el crimen organizado.
Los restos óseos fueron hallados en las inmediaciones de Sonoyta, municipio General Plutarco Elías Calles, por integrantes de los colectivos Rastreadoras Caborca, Misioneras Buscadoras de Magdalena y otros colectivos de Puerto Peñasco que durante el domingo peinaron la zona en busca de sus “tesoros”.
La jornada de búsqueda inició el pasado domingo 15 de octubre en pleno desierto y el número de cuerpos localizados ha ido en aumento, conforme se cubre más terreno.
En el lugar trabajan ya peritos de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal que analizan y catalogan los huesos y demás vestigios encontrados por las madres buscadoras, que dieron a conocer la información a través de sus redes sociales.
En búsqueda positiva en las inmediaciones de Sonoyta participaron integrantes de los colectivos Rastreadoras Caborca, Misioneras Buscadoras de Magdalena, Localizando Nuestras Personas Desaparecidas en Caborca y Buscadoras de Puerto Peñasco.
Las madres buscadoras iniciaron la jornada de trabajo con la intención de hallar a tres jóvenes de Magdalena y en atención a un aviso anónimo que les indicó la zona donde debían hacer sus labores.
Tras explorar terreno en ocho fosas, sucedió el hallazgo de osamentas y restos de personas, logrando recuperar por lo menos 18 o quizás más cuerpos.
“No podemos definir el número real hasta el momento porque se sigue procesando el lugar… Por favor cualquier duda que quieras tener se hace un llamado para que acudas a la Fiscalía de tu localidad o Fiscalía del Estado de Sonora”, señalaron las madres buscadoras a través de su cuenta en redes sociales.
Las activistas agradecieron el apoyo y acompañamiento brindado por elementos de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal, Policía Estatal de Seguridad Pública, Policía Municipal de Sonoyta y de Guardia Nacional.
Personal de la Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora se encuentra procesando el lugar, considerado como un cementerio clandestino de posibles víctimas del crimen organizado.