Más del 80% de la electricidad que vende la CFE proviene de fuentes fósiles

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La compañía eléctrica tiene un bajo porcentaje de generación eléctrica vía métodos renovables. Combustibles como el carbón han aumentado su uso.

Expansión.- La mayoría de la electricidad que vende la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a sus clientes proviene de recursos fósiles. En un momento en el que la mayoría de las compañías eléctricas han decidido migrar de a poco hacia métodos renovables, la estatal eléctrica ha decidido continuar en un camino en el que predominan los métodos convencionales, que generalmente tienen un mayor impacto en el ambiente.

La estatal suele ser poco transparente con los datos referentes al origen de la electricidad que vende a sus clientes industriales y domésticos, pero documentos oficiales indican que en 2023 el 18.4% del total de la energía suministrada por la compañía a todos sus clientes fue generada mediante fuentes renovables. Así, más del 80% de la electricidad que vende tiene como origen el carbón, gas natural, diésel y otros combustibles.

Como energía renovable se entiende la generada en centrales eólicas, hidroeléctricas, solares, geotérmicas y de bioenergía.

En un comparativo rápido de las cifras sobre la generación eléctrica que es inyectada a la red eléctrica nacional pueden notarse patrones como un aumento considerable en el uso de carbón, del gas natural –que para muchos es considerado como el combustible de transición– y una disminución en gran medida de las centrales hidroeléctricas –sobre todo en el último año– debido a la crisis generada por la sequía.

Otros métodos renovables como el viento o el sol –es decir, las centrales eólicas o solares– se mantienen sin grandes cambios, según las estadísticas.

Como ejemplo, de un año a otro –de 2022 a 2023– la electricidad generada vía las centrales hidroeléctricas cayó en 42.05% explicado principalmente por las sequías que azotaron al país y la energía producida en plantas térmicas convencionales –que pueden utilizar gas, carbón o combustóleo– aumentó en el mismo periodo en poco más del 51%.

El cambio en este patrón se explica de manera sencilla para los analistas: las sequías generaron una falta de capacidad de producción vía métodos renovables –la base de la estrategia de la compañía– y la CFE tuvo que optar por hacer uso de las plantas que en otro momento había descartado.

“¿A qué se debe esto? Quizá una buena parte te lo explique la sequía, si en un año normal las hidroeléctricas te generaban el 10% o hasta 12% de la generación eléctrica del país, al cierre del año pasado andaban en 5% o 6%, quizá este año ya subieron un poco, pero no creo que demasiado”, dice Oscar Ocampo, investigador del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO). “Y la otra parte ya la conocemos que es la cerrazón de nuevos permisos para energía solar y fotovoltaica. Es una mezcla de los dos factores, las hidroeléctricas en mínimos y la no expansión de energía solar y eólica por razones más políticas que otra cosa”.

En los últimos años, la capacidad de generación eléctrica vía métodos solares o eólicos no creció como parte de la política energética: los privados no pudieron invertir en más centrales y la estatal CFE optó por ampliar su capacidad de generación con centrales con base en gas natural y con la planta solar de Puerto Peñasco, que aún continúa en periodo de pruebas.

La CFE también ha dejado de lado sus planes de adherir nuevas centrales eólicas y solares a su parque de generación, tal y como lo declaró en algún momento el actual director de la estatal, Manuel Bartlett.

 

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