Aunque sólo 2.4% de los vehículos fabricados en México son eléctricos, planes de automotrices como Audi, Ford y más recientemente Tesla elevan el potencial de producción con proveeduría nacional.
Expansión.- La transición hacia esquemas de movilidad más amigables con el medio ambiente ya inició, y México no está exento. En el país, que es el séptimo mayor productor de automóviles a combustible fósil a nivel mundial, en el mediano plazo uno de cada cuatro autos ensamblados será eléctrico.
El porcentaje de estos autos fabricados en el país aún es bajo, pues al cierre del año pasado, representaron solamente el 2.4% del total. El otro gran porcentaje concentra a aquellos impulsados por gasolina, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Los modelos que ya se ensamblan en el país son el Mustang Mach-E de Ford en Cuautitlán, Estado de México, y algunos otros de JAC en su planta de Ciudad Sahagún, Hidalgo, pero poco a poco las armadoras comienzan a sumarse a estos cambios en las líneas de ensamble.
“La industria automotriz y de autopartes ya se encuentra ante un cambio de paradigma en el que el objetivo de las cero emisiones es el impulso de la innovación, lo cual ha detonado el cambio tecnológico de la movilidad eléctrica en el país”, refiere Francisco González, presidente de la Industria Nacional de Autopartes (INA).
Por ejemplo, a inicios de febrero, el fabricante alemán BMW anunció una inversión por 800 millones de euros encaminados a producir autos eléctricos en su planta de San Luis Potosí, la cual resalta a nivel global para la compañía por ser tanto la más moderna, como la más sostenible dentro de su portafolio.
La marca de los cuatro aros, Audi, no quiso quedarse atrás y desde Ingolstadt, Alemania, anunció que su planta de Puebla virará hacia la producción de eléctricos en 2027, en la cual actualmente produce el Q5 a gasolina, pero que cuenta con la mitad de espacio disponible en el complejo, por lo que pretende hacer una planta espejo.
La producción de autos eléctricos implica un cambio dentro de las líneas de ensamble que no resulta menor. Por ejemplo, un auto que utiliza gasolina ocupa un tanque, bomba y línea de combustible, un sistema de escape, un motor a combustión interna y el sistema de inyección de combustible para su funcionamiento, principalmente.
Del otro lado, un vehículo eléctrico requiere un paquete de baterías iones de litio de tracción, que son elementales para su funcionamiento, así como un puerto de carga, un motor eléctrico de tracción y un controlador eléctrico de potencia, así como un convertidor CC/CC y un sistema de refrigeración, según la INA.
Desde la perspectiva de Julio Galván, gerente de estudios económicos de INA, “México ya está listo para producir un auto eléctrico con proveeduría mexicana”, pues el 80% del valor de contenido regional del Mustang Mach-E de Ford corresponde a autopartes hechas en México, mientras que en un modelo de Tesla el porcentaje se conserva solamente en el 20%.
Los porcentajes faltantes para lograrlo corresponden a dos componentes que aún no se producen en México: las baterías de litio y la tecnología, como software para su funcionamiento.
La fabricación del primer componente en el territorio nacional aún parece tener una fecha lejana, pues en México aún no se extrae ninguna gota de litio, pese a que las reservas del único yacimiento confirmado en el país se dieron a conocer de manera oficial desde 2019. Entre sus dificultades, resalta que el tipo de yacimiento está en arcillas y los más comunes y de fácil extracción se encuentran en salares y salmueras.
El otro componente, el tecnológico, parece estar más cercano, pues poco a poco las empresas enfocadas a este rubro comienzan a llegar a México, como por ejemplo la taiwanesa Quanta Computer, que fabrica la tecnología encargada del funcionamiento de los modelos de Tesla y que hace un par de semanas anunció una inversión por 1,000 millones de dólares en Nuevo León.
“Los vehículos se parecerán más a robots o computadoras que a los vehículos como los conocemos actualmente”, mencionó Verónica Oredain de los Santos, autora del libro Evolución de las autopartes para vehículos eléctricos en México, presentado por la INA.
Así como crecerá la producción de autos eléctricos, también aumentará la demanda por la infraestructura de carga para su circulación en el día a día a lo largo del territorio nacional. La firma Voltway, enfocada a soluciones de movilidad, anticipa que para 2030, se necesitarán por lo menos 50,000 puntos de recarga para este tipo de unidades, de los 2,000 cargadores públicos con los que se cuenta actualmente.
“Será necesario que México anticipe el crecimiento de los requerimientos de electromovilidad para desarrollar una infraestructura de recarga de transporte adecuada y suficiente”, aseveró Lorenzo Ortego, director general de la firma.