Microplásticos, amenaza silenciosa y omnipresente, advierte catedrático de la Facultad de Medicina de la UASLP

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Durante la conferencia organizada por Agenda Ambiental de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP) con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente 2025, el doctor Fernando Díaz Barriga Martínez, catedrático e investigador de la Facultad de Medicina, lanzó una advertencia contundente: “Los microplásticos nos ahogan, nos enferman, no se pueden evitar, no son una teoría”, dijo.

En su participación en el auditorio de Agenda Ambiental, enmarcada en la conmemoración bajo el lema “Erradicar la contaminación plástica”, el especialista abordó con crudeza la magnitud del problema y afirmó que estas micro partículas están presentes en el aire, el agua, los alimentos y, por consiguiente, en el cuerpo humano desde el nacimiento.

Explicó que los microplásticos ingresan al organismo por diversas vías: inhalación, ingestión de alimentos contaminados y contacto térmico; al acumularse en el cuerpo, generan procesos inflamatorios que pueden derivar en afecciones graves. “Donde se ha buscado, se ha encontrado: en presas, en aire, en cerveza, en sal, en el agua embotellada. Hay microplásticos en todo”, recalcó el doctor.

Durante su charla, Díaz Barriga enfatizó que los organismos al final de la cadena alimenticia, como humanos, cetáceos o cocodrilos, por ejemplo, son los más expuestos. “Esto es biomagnificación. Lo que comen los pequeños lo absorben los grandes, y así sucesivamente hasta llegar a nosotros”, explicó. Incluso planteó que los microplásticos podrían afectar la salud de las plantas, facilitando enfermedades que atacan a cítricos como el limón, a través del debilitamiento de las hojas por exposición aérea.

Criticó la limitada capacidad de las plantas tratadoras de agua para eliminar micro y nanoplásticos, así como la paradoja de consumir agua embotellada, pues cada botella puede contener hasta 100,000 partículas plásticas desprendidas del envase. “Un millón de botellas de plástico se usan por minuto en el mundo. Es un problema globalizado, monumental”, señaló.

El investigador también abordó estudios recientes que vinculan los microplásticos con enfermedades cardiovasculares. Citó investigaciones donde se han encontrado partículas plásticas incrustadas en tapones de grasa en vasos sanguíneos humanos. Aunque la industria plástica ha tratado de desacreditar estos hallazgos, pruebas químicas han confirmado la presencia de polímeros específicos en dichos tejidos.

Según el investigador, los niños presentan una mayor vulnerabilidad debido a su metabolismo y capacidad de absorción. “Los órganos de los niños están diseñados para absorber más nutrientes, pero también absorben más contaminantes”, advirtió.

Pese al panorama alarmante, Díaz Barriga aseguró que existen acciones posibles para mitigar el problema. Desde hábitos personales como evitar calentar alimentos en recipientes plásticos en el microondas, dejar de consumir productos empacados al alto vacío y preferir botellas de vidrio o termos, hasta acciones colectivas como exigir el control de tiraderos, regular la quema de basura y presionar por políticas públicas que reduzcan el uso de plásticos de un solo uso.

“El problema de los microplásticos ya nos aplastó, pero aún podemos actuar”, concluyó el investigador, e hizo un llamado a la conciencia social y a la acción urgente para frenar esta contaminación que, según la ciencia, ya forma parte de nuestra biología cotidiana.

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