Morrisett y Joan Ganz Cooney trabajaron junto con el psicólogo especializado en desarrollo Gerald Lesser de la Universidad de Harvard para construir el enfoque único del programa educativo que llega ahora a unos 120 millones de niños en Estados Unidos.
Plaza Sésamo se transmite en más de 150 países y ha sido galardonado con 193 premios Emmy, 10 Grammy y en 2019 recibió la medalla del Kennedy Center a la trayectoria artística.
Morrisett nació en Oklahoma City en 1929. Se convirtió en educador experimental buscando nuevas formas de enseñar a los niños de orígenes menos favorecidos. Se graduó en la Universidad Oberlin e hizo un posgrado de psicología en la UCLA, además obtuvo su doctorado de psicología experimental en la Universidad de Yale. Fue miembro directivo de Oberlin por muchos años y presidente de la junta de 1975 a 1981.
La idea original de Plaza Sésamo surgió durante una fiesta en 1966, en la que conoció a Cooney.
“Dije, Joan, ¿crees que la televisión se puede usar para educar a los niños? Su respuesta fue no lo sé, pero me gustaría platicar de esto’”, relató al diario The Guardian en 2004.
El primer episodio de Plaza Sésamo — en el que se enseñaban las letras W, S y E así como los números 2 y 3 — se transmitió a finales de 1969. Era una época turbulenta en Estados Unidos, afectada por la Guerra de Vietnam y a un año del asesinato del reverendo Martin Luther King Jr.
La programación infantil de la época estaba dominada por contenidos como Captain Kangaroo, Romper Room y de caricaturas violentas como Tom & Jerry.
Plaza Sésamo fue diseñado por profesionales de la educación y psicólogos especializados en menores con una meta: ayudar a estudiantes de bajos recursos y grupos minoritarios de 2 a 5 años a superar algunas de las deficiencias que tenían al ingresar a la primaria. Desde años antes del estreno del programa, científicos sociales habían señalado que los niños blancos y con mayores ingresos solían estar mejor preparados.
El programa se situaba en la calle de un barrio urbano y tenía un elenco multicultural. La diversidad y la inclusión eran parte importante del show desde su origen. Monstruos, humanos y animales convivían pacíficamente.
Se convirtió en el primer programa infantil en tener un personaje con síndrome de Down. Con el tiempo también ha tenido marionetas con VIH y en casas de acogida, ha invitado a niños en silla de ruedas y lidiado con temas como padres en prisión, personas sin hogar, derechos de las mujeres, familias militares e incluso niñas que cantan sobre amar su cabello.
Presentó a Rosita, la primera Muppet latina y bilingüe del programa, en 1991. Julia, una Muppet de 4 años con autismo, llegó en 2017 y desde entonces el programa ha ofrecido apoyo para niños cuyos padres lidian con adicción y recuperación o niños que sufren como resultado de la guerra en Siria.
Para ayudar a los niños tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, el programa presentó a Elmo traumatizado por un incendio en una tienda y siendo tranquilizado al hacerle saber que los bomberos estaban ahí para ayudarle.
La compañía dijo tras la noticia de la muerte de Morrisett que dejó “un enorme e indeleble legado entre generaciones de niños de todo el mundo, Plaza Sésamo es sólo el más visible homenaje a una vida de buen trabajo e impacto perdurable”.