Gizmodo.- Da igual que pidas pollo o pasta. Prácticamente todos los viajeros coinciden en que la comida que sirven en los aviones es bastante mediocre. La cuestión es ¿Por qué nos parece tan mala? La respuesta tiene más que ver con nosotros mismos que con la calidad de los alimentos.
Este fascinante vídeo de Patrick Jones para Cheddar Explores explica que el problema tiene que ver con nuestra percepción de los sabores. Resulta que las condiciones en la cabina de un avión no son las mejores a la hora de degustar algo. El aire en la cabina presurizada tiene solo un 20% de humedad, y esta baja humedad afecta nuestra capacidad para percibir los olores y los sabores. Eso por no mencionar que la comida recalentada se queda seca mucho más rápido, y eso afecta a las textura de los alimentos.
Un estudio realizado en 2015 por el psicólogo Charles Spence, de la Universidad de Oxford, añade otro factor: el ruido. Los sonidos intensos y prolongados como el de los motores de un avión alteran la manera en la que percibimos los sabores. El dulce, el ácido y el salado se amortiguan, pero el umami permanece igual. Ello probablemente contribuya mucho a que toda la comida nos resulte insípida y a su vez tenga un regusto raro que no logramos ubicar.