Por qué se nos congela el cerebro al tomar algo frío o comer helado rápido

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Heraldo.- A todos nos suena la sensación del ‘cerebro congelado’: un dolor fugaz pero intenso que parece envolver todo el cráneo y que aparece al tomar algo frío (como un helado) muy rápidamente.

¿Por qué se produce?

Esta molestia, que está incluida dentro de la Clasificación Internacional de las Cefaleas, es en realidad inofensiva, y tan breve que no hay muchas cosas que se puedan hacer para tratarla que merezcan realmente la pena. Si nos desagrada especialmente, la mejor manera de no lidiar con ella es conocer a qué se debe y prevenirla en primer lugar.

En realidad, la sensación es nuestra percepción de una reacción que tiene lugar en nuestro cerebro para protegerlo. Concretamente, para salvaguardarlo de un descenso brusco de las temperaturas; por ello, aparece cuando ingerimos helado o líquidos fríos muy rápido.

Más específicamente, este mecanismo se pone en marcha cuando el paladar entra en contacto con el objeto frío. Los nervios de esta zona de la boca captan el estímulo, y en respuesta el cerebro provoca un incremento en su propio riego sanguíneo para evitar que descienda su propia temperatura. Por ello, no es raro que se acompañe de una sensación de palpitaciones.

Curiosamente, se sabe que las personas que padecen migrañas son más propensas a sufrir esta forma de cefalea, ya que en ambas condiciones están involucrados los nervios del paladar.

¿Cómo prevenirlo?

Como es evidente, la manera más eficaz de prevenir este dolor sería evitar, por completo, el consumo de bebidas frías o helados. Como esto no es realista (además, dada la escasa magnitud del problema, es tremendamente exagerado), hay otras estrategias.

En el mismo momento, por ejemplo, comer o beber otro líquido (mismamente agua) que se encuentre a temperatura ambiente puede contrarrestar el estímulo frío en el paladar, disminuyendo la intensidad y duración del dolor.

El modo de evitar su aparición al tomar alimentos fríos es hacerlo poco a poco, dando tiempo así a que el cambio de temperatura en el paladar se produzca de forma gradual.

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