El Transtorno por Déficit de Atención (TDA) tiene distintas predominancias, no solo la atención, sino también la hiperactividad, la impulsividad o bien puede incluir ambas.
Nuestra terapeuta Vasthy Santoyo Pilar, explicó que el Transtorno por Déficit de Atención afecta al 4% de la población y éste se caracteriza por patrones que tienen que ver con la inatención, la hiperactividad y la impulsividad, impactando la vida diaria de las personas que lo tienen.
En entrevista para Arriba San Luis, con Jesús Aguilar indicó que no son reales las afirmaciones acerca de que “todos tenemos un poquito de TDA”, ya que este es un transtorno neurobiológico que está reconocido por la comunidad médica. No obstante el hecho de que una persona haya sido diágnosticada con dicho transtorno, tampoco implica que necesariamente deba ser medicada.
Santoyo Pilar señaló que las personas con TDA que han sido diagnosticadas, pueden ser muy funcionales en la vida adulta, por que desarrollaron distintas estrategias que le fueron útiles a lo largo de su desarrollo.
Reiteró que el TDA es una condición real y “no es una moda”, sin embargo en la actualidad muchas personas afirman tenerlo porque están “inatentas y se les olvidan ciertas situaciones” pero esto se debe “a la sobre estimulación que hay en las redes sociales y en los medios como tiktok o los reels que dan información en un minuto y queremos todo en esa inmediatez, pero eso no quiere decir que todas las personas tengan TDA”.
Precisó que no todas las personas con Déficit de Atención son hiperactivas ya que existen diferentes aspectos. Mientras que el TDA con hiperactividad en los adultos no siempre implica lo físico, sino que se encuentra relacionado más con el pensamiento.
En el caso del Transtorno por Déficit de Atención (TDA) si es diágnosticado en la infancia, dijo, no es algo que desaparezca en la vida adulta, ya que se trata de un transtorno neurobiológico que si se diagnostica en la niñez permitirá desarrollar estrategias para manejarlo, pero no desaparece con la edad.
“Eso no se quita, es un transtorno neurobiológico y no es una enfermedad, no es algo que podamos erradicar”, apuntó
Vasthy Santoyo destacó que por ejemplo en el caso de un adulto con TDA, puede tener dificultad para concentarse en el trabajo, dificultad para trabajar en equipo, también le puede costar acatar la autoridad incluso en el trabajo. También incluso, puede tener dificultad para autogestionarse emocionalmente.
Indicó que otro aspecto importante del TDA, es que el medicar a una persona no es el único tratamiento a seguir, pues también se requiere terapia conductual que en el caso de los niños permitirá desarrollar estrategias educativas.
Esto porque, señaló, existe una tendencia a relacionar el TDA con problemas de aprendizaje, pero no es así, “una persona con TDA no va a tener problemas de aprendizaje, sin embargo sus periodos de atención y la forma en la que aprende es muy distinta a lo que llama neurotípicos”.
Añadió que tiene que haber toda una serie de herramientas que se proporcione a las personas, “si eres niño desde lo educativo y si eres adulto el TDA se manifiesta muchísimo más en cuestiones emocionales como por ejemplo la poralización, para las personas neurodivergentes, las cosas o son blancas o son negras, o tengo todoel ánimo del mundo hoy, o a veces no puedo pararme porque de verdad siento que no tengo energía”.
Vasthy Santoyo afirmó que las personas con TDA o neurodivergentes suelen ser muy creativas, innovadoras y resilientes, por la adicción que se tiene a la adrenalina “en situaciones de extremado estrés podemos reaccionar bastante bien”. Además que, cuando se hiperfoca una persona con TDA puede lograr muchas cosas independientemente de la que se dedique.
En cuanto al diágnostico afirmó que no lo puede realizar la persona por sí misma, sino que es necesario que acuda con un psicólogo clínico o con un psiquiata, que son los profesionales capacitados para hacerlo.
Puedes seguir y contactar a Vasthy Santoyo en instagram en @psic.vasthy_santoyo_
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Puedes escuchar la entrevista completa aquí
Vasthy Santoyo Pilar, es psicóloga clínica, cuenta con maestría en hipnosis y está doctorada en educación. Actualmente da consulta privada y participa en diferentes foros como ponente en temas de sexualidad, género y violencia. También es autora de “Los Perros no tienen piedad” editado por Vocho Amarillo.
