El Universal.- Los 18 jornaleros que pasaron 6 meses privados de su libertad, hacinados en un centro de rehabilitación de adiciones en la comunidad de Chinitos, Angostura, eran obligados a trabajar jornadas de más de 15 horas, diarias en actividades del campo, con un pago salarial de $100 pesos por día.
Según los datos que han aportado, cada uno de ellos fueron reclutados por separado por la fuerza y bajo amenazas en diversos puntos del Valle del Évora y alojados en un centro de rehabilitación de adictos a las drogas.
La Fiscalía General del Estado investiga si cinco personas más que fueron localizadas en ese sitio, los cuales, argumentaron estar bajo tratamiento de rehabilitación y haber sido ingresados por sus familiares, son ajenos a la situación por las pasaron los 18 jornaleros.
El gobernador del estado, Rubén Rocha Moya dijo que este segundo caso que se presenta, en la que trabajadores del campo son retenidos contra su voluntad y obligados a trabajar jornadas muy largas, es investigado para identificar a las personas que los privaron de su libertad por un largo periodo.
Comentó que, en este nuevo caso, dos de los jornaleros, lograron salir del sitio donde los tenían y se trasladaron hasta la comunidad pesquera de la Reforma, en Angostura, donde existe un campamento de la Marina donde solicitaron auxilio para rescatar a los 16 trabajadores que permanecían encerrados.
Dio a conocer que en el operativo que se desplego para rescatarlos, solo se logró detener a una persona que se identificó como el encargado del centro de rehabilitación, el cual carece de permisos y licencias para operar, por lo que la Fiscalía General del Estado investiga los hechos para identificar a los responsables.
Rescatan a 42 jornaleros víctimas de explotación en Ahome
Recordó que, en enero pasado, en el campo 35 del municipio de Ahome, fueron rescatados 42 asalariados del campo, originarios del estado de Chihuahua, a los cuales no se les permitía retornar a su casa y los mantenían hacinados, sin estufas para cocinar y con salarios muy bajos.
En este sitio, el mismo patrón les vendía la comida, por la que pagaban cada uno de ellos cien pesos diarios, por lo que se obligó a los patrones cubrirles sus salarios reales y fueron enviados a sus lugares de origen.