Redadas en clubes gay de Moscú luego de que el movimiento LGBTQ fuera declarado “extremista”
France 24.- La Policía de Moscú llevó a cabo varias redadas en clubes LGBT de la capital rusa en la noche del viernes 1 de diciembre y la madrugada del sábado. Esas operaciones tuvieron lugar dos días después de que la Corte Suprema de Rusia prohibiera el “movimiento LGBT” en el país, al calificarlo de “extremista”.
La medida prohíbe tanto la propaganda y la publicidad LGBT, como “el generar interés y animar a integrar las filas” de dicho movimiento.
Habían pasado apenas 48 horas del polémico dictamen y las autoridades iniciaron redadas que, a criterio de los defensores de derechos humanos, es una clara persecución en su contra.
“Para nosotros está claro que una vez más nos están convirtiendo en un enemigo interno para desviar la atención de todos los demás problemas que abundan en Rusia”, dijo Olga Baranova, directora del Centro Comunitario de Moscú para Iniciativas LGBTQ+. Como activistas, corren el riesgo de ser tachados como “extremistas”, luego del fallo judicial.
Aunque aún no está claro el alcance ni los símbolos que serán prohibidos, la población LGBTIQ+ tiene miedo de terminar en prisión únicamente por su orientación sexual.
“🇷🇺 Se llevaron a cabo redadas policiales en clubes gay de Moscú”. pic.twitter.com/hrz9DHro13
— Federico Alves, Econ. (@federicoalves) December 2, 2023
Ese temor ha provocado que varios lugares LGBTQ+ hayan cerrado sus puertas, entre ellos, el club gay Central Station, el más grande de San Petersburgo. En sus redes sociales, el club se despidió de sus clientes luego de que los dueños del sitio que alquilan les negara seguir trabajando allí.
Según defensores de derechos humanos, el mayor riesgo lo corren los activistas de la diversidad en Rusia. “En la práctica, podría suceder que las autoridades rusas, con este fallo judicial en la mano, lo cumplan contra las iniciativas LGBTQ+ que funcionan en Rusia”, dijo Max Olenichev, un abogado de derechos humanos que trabaja con la población LGBTQ+, al mencionar que la sentencia prohíbe la actividad organizada para defender los derechos de estas personas.
¿De vuelta a la clandestinidad?
El reciente fallo judicial forma parte de una política del presidente Vladímir Putin de sostener los “valores tradicionales de la familia”, que, según han denunciado varias organizaciones civiles rusas, han generado una vulneración de los derechos de las personas LGBTIQ+.
Nuevamente, como antes de 1993, fecha en la que se despenalizó la homosexualidad en Rusia, el miedo ha ganado terreno en la comunidad.
“Lo más probable es que los arrestos de activistas sean masivos y más fáciles de ejecutar. A las personas que exhiben los símbolos del arcoíris, incluso en la calle, tendrían una buena razón para arrestarlos, diciendo que están mostrando símbolos de una organización extremista”, reclamó Elle Solomina, una mujer trans rusa que trabaja con tecnologías.
Ella alerta que será un escenario similar a lo que ocurrió cuando en Rusia se pidió la misma calificación de “extremista” al movimiento opositor de Alexey Navalny. “Hay precedentes con una letra ‘N’ para Navalny’ cuando las personas que la publicaban en las redes sociales recibían sentencias”, agregó.
Antes, el Gobierno de Putin había prohibido la propaganda LGBT, en un inicio por un supuesto cuidado de la infancia, pero luego extendió dicha prohibición a todas las edades. Libros, series, películas y publicidad no pueden contener ningún tipo de símbolo o referencia a la diversidad sexual. Además, se prohibieron los procedimientos médicos para el cambio de sexo y los cambios de género en los documentos. Se ha instaurado, lamentan los activistas, una represalia del Estado a toda forma de disidencia.
La portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Ravina Shamdasani, pidió a las autoridades rusas que deroguen inmediatamente esa y otras leyes que vulneran los derechos de las personas LGBT o los de las personas que defienden los derechos humanos en todos los ámbitos.
“Nos preocupa que esta ley pueda criminalizar efectivamente cualquier defensa relacionada con los derechos de las personas de una orientación sexual diferente y la defensa pacífica nunca debe ser criminalizada”, enfatizó.
Para ella, se trata de una criminalización del activismo. “Ya hemos visto la prohibición de la llamada propaganda gay en Rusia y, ahora, cualquier defensa a favor de los derechos de las personas que tienen una determinada orientación sexual ha sido efectivamente criminalizada”.
Shamdasani dijo que se vulneran varios derechos, el de acceder a la atención sanitaria, el derecho al empleo y a otros derechos fundamentales “que ahora quedarán arruinados porque la gente tendrá que esconderse”.
La clandestinidad será la regla, nuevamente, en Rusia. Pese a que no es un delito ser homosexual, las leyes actuales obligan a las personas a evitar reuniones y encuentros.
“Incluso una simple reunión queer, como una reunión para tomar el té, tendrá que trasladarse a las profundidades de la clandestinidad. Si te reúnes con un grupo de personas y tienes una bandera arcoíris en la pared mientras tomas el té, entrará el equipo OMON (Policía Especial), te tumbará boca abajo en el suelo y dirá que eres un grupo extremista”, lamentó Elle Solomina.
La única posibilidad para la comunidad queer rusa, dijo, “es la salida del país porque la situación solo empeorará”. “Es una dictadura del miedo, para asustar a la gente. Hay un ‘síndrome del vigilante’, ya sabes. Dicen: aquí somos la autoridad y ustedes no son casi nada”, reprochó.