Sam Bankman-Fried, FTX y el juicio más importante en la historia de las criptomonedas

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Derivado de la quiebra de la bolsa FTX, la próxima semana Bankman-Fried será llevado a juicio por fraude y conspiración. Los expertos opinan que es probable que el acusado opte por defenderse ante el tribunal argumentando que “no fue mi intención”.

WIRED.- El 3 de octubre, Sam Bankman-Fried, fundador de la bolsa de criptomonedas en quiebra, FTX, será juzgado por fraude y conspiración en un tribunal del Distrito Sur de Nueva York (EE UU).

El otoño pasado, un informe publicado por el medio de noticias, CoinDesk, despertó algunas dudas sobre la salud de la empresa hermana de FTX, Alameda Research, con la que mantenía unos vínculos inusualmente estrechos. Cuando los clientes se apresuraron a sacar su dinero de la bolsa, FTX no pudo hacer frente a los retiros. Después de que fracasara un acuerdo de rescate con la bolsa rival Binance, FTX se declaró en quiebra el 11 de noviembre. Un mes después, Bankman-Fried fue detenido en Bahamas, donde se encontraba la sede de su compañía, y se le extraditó a Estados Unidos.

El Departamento de Justicia de EE UU (DOJ, por sus siglas en inglés) presentó un total de 13 cargos penales contra Bankman-Fried, siete de los cuales se tratarán en el juicio inicial; le seguirá un segundo en marzo de 2024. Mientras tanto, los expedientes judiciales en el proceso penal contra Bankman-Fried, los casos civiles presentados por los reguladores financieros del país y el proceso judicial de bancarrota de FTX han revelado los acontecimientos y las condiciones que condujeron a la evaporación de los fondos de los clientes con un valor de miles de millones de dólares.

El DOJ sostiene que FTX no podía afrontar los retiros porque Bankman-Fried había administrado mal y se había apropiado indebidamente de fondos que se utilizaron para financiar actividades comerciales arriesgadas, concederse préstamos a sí mismo y a otros, realizar inversiones, adquisiciones, compras inmobiliarias, campañas de marketing y donaciones políticas, además de pagar deudas.

En enero, Bankman-Fried se declaró inocente de cada uno de los siete cargos. Ha pasado la mayor parte del tiempo transcurrido bajo arresto domiciliario, pero fue detenido en agosto después de que la fiscalía alegara que estaba manipulando testigos. Si es declarado culpable al final del juicio, que se espera que dure alrededor de un mes, el que fuera niño prodigio de las criptomonedas se enfrentaría a décadas de prisión.

Quiénes están involucrados en el caso contra Bankman-Fried

Bankman-Fried es acusado de orquestar el presunto fraude en FTX. Pero la bolsa de criptomonedas y Alameda Research eran dirigidas por un pequeño círculo de personas, algunas de las cuales se declararon culpables de delitos relacionados y se espera que testifiquen en su juicio. El auge y la caída de la bolsa también atrajo a otros participantes importantes del mundo de las criptomonedas.

Sam Bankman-Fried

Fundador y CEO de FTX, y también fundador de Alameda Research, una empresa de trading cuya estrecha relación con la bolsa de intercambio es fundamental para el supuesto fraude. Se enfrenta a 13 cargos penales, siete de los cuales se verán en el juicio inicial.

Caroline Ellison

CEO de Alameda Research y pareja sentimental intermitente de Bankman-Fried. Ambos se conocieron en Jane Street, una compañía de comercio cuantitativo en la que trabajaron después de la universidad. Se declaró culpable de siete cargos penales, entre ellos fraude electrónico, fraude con valores y productos, y lavado de dinero.

Sam Trabucco

Co-CEO de Alameda Research junto con Ellison; Trabucco dejó el cargo tres meses antes del colapso de FTX. El DOJ no ha acusado a Trabucco de ningún delito y no está claro si coopera con los fiscales. Se desconoce su paradero.

Gary Wang

Es cofundador de FTX y Alameda Research. Director de Tecnología de ambas compañías. Wang conoció a Bankman-Fried en el colegio y más tarde ambos fueron compañeros de cuarto en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Se declaró culpable de cuatro cargos penales, entre ellos fraude electrónico y conspiración.

Nishad Singh

Director de Ingeniería de FTX. Singh trabajó como ingeniero en Meta antes de ser contratado por Bankman-Fried. Se declaró culpable de seis cargos penales, entre ellos fraude electrónico, fraude con valores y productos, y lavado de dinero.

Changpeng Zhao (o CZ)

El CEO de Binance, la mayor bolsa de criptomonedas del mundo, cuya relación con Bankman-Fried se había vuelto cada vez más tensa en el período previo a la caída de FTX. Bankman-Fried culpó los tuits que publicó Zhao de haber precipitado el retiro masivo de depósitos que provocó el derrumbe de FTX. Es posible que la acusación se refiera a ellos cuando exponga los hechos al jurado. Zhao está lidiando con sus propios problemas legales: los organismos reguladores de EE UU acusaron a Binance a principios de año de una serie de infracciones y, al parecer, el DOJ también está investigando al respecto, de acuerdo con Reuters.

John J. Ray III

El abogado encargado actualmente de guiar a FTX y sus filiales a través de la quiebra. Ray se labró una reputación de experto en reestructuraciones tras supervisar la liquidación de Enron, una empresa que cometió numerosos fraudes contables y corporativos. La fiscalía podría citar los materiales que Ray recopiló como parte de la investigación de la bancarrota de la bolsa para apoyar su caso contra Bankman-Fried.

Barbara Fried y Joseph Bankman

Profesores durante mucho tiempo en la Facultad de Derecho de Stanford y padres de Bankman-Fried. Se sospecha que su experiencia, reputación y conexiones contribuyeron a legitimar FTX. Siguiendo instrucciones de Ray, el 18 de septiembre se interpuso una demanda contra Bankman y Fried solicitando la devolución de millones de dólares que supuestamente les habían sido regalados a través de FTX y acusándoles de cierto nivel de complicidad en el fraude, que ellos niegan.

En qué consiste el presunto fraude de FTX y Bankman-Fried

La supuesta estafa se centra en los vínculos entre FTX y Alameda Research, empresa de trading fundada también por Bankman-Fried. Los detalles de la relación financiera entre ambas compañías no estaban claros desde hacía tiempo. En público, Bankman-Fried insistió en que Alameda era una entidad totalmente distinta que se centraba en operaciones de arbitraje y creación de mercado, mientras que FTX se limitaba a operaciones de intercambio ayudando a los clientes a negociar criptodivisas y derivados.

Pero el 2 de noviembre de 2022, un artículo publicado por CoinDesk daba a entender lo contrario. El informe aseguraba que gran parte de los activos financieros de Alameda se respaldaban en una criptomoneda de escasa liquidez, FTT. El token fue creado y emitido por FTX y poseerlo le daría a los clientes de la bolsa algunos descuentos en las comisiones de intercambio y otras recompensas, y a FTX otra vía para recaudar dinero sin renunciar a su capital. Alameda valoró sus participaciones en FTT en miles de millones de dólares, con base en el precio del mercado, pero FTX y Alameda eran propietarias de casi todo el FTT existente y solo había un número reducido de tokens en circulación. Esto significaba que el negocio de Alameda y el de FTX estaban profundamente entrelazados y que el valor de las participaciones de Alameda, e incluso su propia solvencia, eran altamente susceptibles a cualquier venta significativa de FTT.

Asustado por la revelación y tal vez sintiendo la oportunidad de asestar un golpe a su rival, Zhao anunció que Binance vendería su propio fondo de FTT, bastante considerable y valorado nominalmente en más de 500 millones de dólares en ese momento, que había adquirido como parte de un acuerdo anterior para deshacerse de una participación en FTX. Otros operadores se apresuraron a liquidar su propio fondo de FTT, haciendo que el precio cayera un 75% y reduciendo drásticamente el valor de los activos de Alameda. Preocupados por la situación financiera de FTX, los usuarios se apresuraron a retirar su dinero de la bolsa.

A diferencia de los bancos, las bolsas de criptomonedas deben conservar los fondos de los clientes en una proporción de uno a uno: por cada dólar de activos depositados, la bolsa debe disponer de un dólar para su retiro. La mayoría, incluida FTX, incluye una cláusula a tal efecto en sus condiciones de servicio. Pero FTX no pudo cubrir la cantidad de retiros, afirma la acusación penal, porque había utilizado los depósitos de los clientes para financiar miles de millones de dólares en préstamos a su empresa hermana. Pero la garantía que Alameda usaba como aval, el token FTT, ahora prácticamente no tenía valor.

Las investigaciones del DOJ, la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés), la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos (CFTC, por sus siglas en inglés) y los liquidadores de FTX delimitaron el alcance de los vínculos entre ambas compañías.

Desde su creación, FTX dirigió los depósitos de los clientes a cuentas bancarias propiedad de Alameda o administradas por ella, según denuncia el DOJ, donde se mezclaron con los activos de la empresa de trading. Por otra parte, FTX concedió a Alameda una línea de crédito prácticamente ilimitada, financiada con dichos fondos, mediante un mecanismo especialmente codificado e ideado por Wang y Singh que le permitía mantener un saldo negativo en la bolsa; en pocas palabras, gastar dinero que no era suyo. Alameda utilizó este capital para realizar operaciones con criptomonedas e inversiones de alto riesgo, donaciones a campañas políticas y otros fines. Más tarde, Bankman-Fried autorizó el uso de miles de millones más para pagar también deudas considerables a prestamistas externos, según alega el DOJ.

En la práctica, no existía una división perceptible entre ambas entidades, afirma la CFTC. FTX y Alameda no solo compartían oficina, también “personal clave, tecnología y hardware, propiedad intelectual y otros recursos” y los altos directivos tenían “acceso generalizado a los sistemas y cuentas de la otra”. Nominalmente, Bankman-Fried cedió el control de Alameda a Ellison y Trabucco en octubre de 2021, pero en realidad “mantuvo la autoridad directa en la toma de decisiones”. CoinDesk informó posteriormente que Bankman-Fried y Ellison, que vivía con otros ocho directivos de FTX en un penthouse de lujo, mantenían una relación sentimental.

De acuerdo con el DOJ y la SEC, Bankman-Fried también pidió prestados a título personal más de 1,000 millones de dólares a Alameda, de nuevo solventados por clientes de FTX, y aprobó otros financiamientos similares a sus padres y a directivos de FTX. La SEC asegura que los préstamos, usados para hacer donaciones políticas e inversiones privadas, así como para comprar jets e inmuebles de lujo, estaban “mal documentados y a veces no figuraban en absoluto”.

“Nunca en mi carrera he visto un fracaso tan absoluto en cuanto a controles corporativos en todos los niveles de una organización”, declaró Ray al Congreso de EE UU el 13 de diciembre. En manos de una pequeña conspiración de “individuos sumamente inexpertos y carentes de preparación”, con Bankman-Fried a la cabeza, resaltó, FTX “no aplicó prácticamente ninguno de los sistemas o controles necesarios para una empresa a la que se confía el dinero de otras personas”. Esto equivalía a un acto delictivo, destaca el DOJ, porque Bankman-Fried mintió deliberadamente a clientes e inversionistas sobre la separación de activos y otras protecciones, exponiéndolos a un “riesgo inmenso y no declarado”. Mediante un “patrón de planes fraudulentos”, según la acusación, Bankman-Fried “explotó la confianza que los clientes de FTX depositaron en él” para apoyar sus negocios, mejorar su imagen pública y enriquecerse.

Cuáles son los cargos contra Bankman-Fried

De los cargos que se presentarán en octubre, la mayoría se refieren al modo en que FTX y Alameda engañaron supuestamente a sus diversas contrapartes, desde clientes a prestamistas e inversionistas. Seis de los siete cargos son de conspiración, lo que significa que la acusación solo necesita demostrar que Bankman-Fried era consciente del delito en cuestión para que se le asigne una condena:

  • Conspiración para cometer fraude electrónico a clientes de FTX
  • Fraude electrónico a clientes de FTX
  • Conspiración para cometer fraude electrónico contra prestamistas de Alameda Research
  • Fraude electrónico a prestamistas de Alameda Research
  • Conspiración para cometer fraude contra clientes de FTX en relación con la compraventa de derivados
  • Conspiración para cometer fraude con valores a inversionistas en FTX
  • Conspiración para cometer lavado de dinero

Daniel Richman, catedrático de Derecho de la Universidad de Columbia y exfiscal federal, explica que, al redactar el acta de acusación contra Bankman-Fried, el gobierno adoptó un enfoque “ligero para ganar”, que consiste en incluir únicamente la cantidad mínima de información necesaria para lograr una condena. El objetivo, explica, es contar una “historia completa y matizada” que transmita el alcance del fraude, pero sin abrumar al jurado con relatos de “actores secundarios y planes paralelos”, aunque eso signifique omitir los detalles técnicos que los expertos en criptomonedas considerarían más atroces. “Si no puedes explicar en un par de frases por qué todo esto equivale básicamente a estafar a la gente, no habrá un juicio sencillo”, asevera.

Mientras tanto, al destacar el impacto de la estafa en diversas partes, no solo para los clientes de FTX, también para prestamistas e inversionistas, la fiscalía intenta “distinguir entre los diferentes tipos de víctimas”, observa Richman. Aunque el presunto fraude podría haber parecido a los iniciados la culminación de una serie única de decisiones, el gobierno intenta separar los planes individuales para ayudar a ilustrar la gama de sectores afectados por las acciones de Bankman-Fried.

Dicho esto, no todos los cargos recibirán el mismo trato en el juicio; los expertos señalan que la acusación se centrará en aquellos que ofrezcan más ventajas, desde el punto de vista de la sentencia y de la dirección del jurado. En este contexto, eso significaría dedicar más tiempo a los cargos relacionados con las pérdidas sufridas por personas comunes, una población que probablemente resulte más atractiva para el jurado, que las instituciones que prestaron dinero a FTX o contaban con una participación en el capital.

En conjunto, los cargos supondrían una pena máxima de cárcel de 110 años, teóricamente. Pero Richman subraya que hacer conjeturas al respecto es un error porque los jueces suelen tomar decisiones inesperadas. Si se le declara culpable, comenta, en función de sentencias anteriores de los tribunales del Distrito Sur de Nueva York, lo más probable es que Bankman-Fried reciba una condena mucho más corta de lo que establecen las directrices.

Las posibles líneas de defensa de Bankman-Fried

En los casos de delitos de “guante blanco”, solo existe un número limitado de posibles defensas: “no fui yo; no quise hacerlo; y quienes dicen que lo hice, mienten”, distingue Richman.

Parece, a juzgar por el desfile de entrevistas previas a su detención y las mociones legales previas al juicio, que la defensa de Bankman-Fried caerá en la categoría de “no fue mi intención”. En concreto, está preparando lo que se conoce como “defensa por asesoramiento de un abogado”. Dirá que fue inducido a error por sus asesores legales, quienes le hicieron creer que todo en FTX estaba en orden.

En teoría, opina Richman, una defensa por asesoramiento jurídico sería una “carta de libertad”. Pero normalmente es una defensa difícil de preparar porque requiere que el acusado demuestre que sus abogados recibieron toda la información necesaria para asesorarle con pleno conocimiento de causa. En este contexto, Bankman-Fried tendría que probar que su equipo jurídico lo sabía todo sobre la operación de FTX, desde la dependencia de las cuentas bancarias de Alameda hasta los préstamos interempresariales no revelados financiados con depósitos de los clientes. “Ahí es donde se desmoronan muchas defensas por asesoramiento jurídico”, indica Richman. Plantearla también daría a los fiscales el derecho a escudriñar las comunicaciones de Bankman-Fried con sus asesores legales, generalmente sujetas al privilegio abogado-cliente, que tal vez prefiera evitar si alguna vez hizo comentarios en la privacidad del despacho de su consejero jurídico que pudieran incriminarle.

La ventaja para Bankman-Fried es que el peso de las pruebas no recae en la defensa; su abogado solo tiene que sembrar la duda en la mente del jurado, lo que es posible por varias vías. La defensa por asesoramiento de un abogado sería la pieza central, pero Bankman-Fried también podría debilitar la credibilidad de los infiltrados que testifiquen contra él, por ejemplo, o desviar la culpa de los actos fraudulentos hacia sus subalternos. Tiene muchas opciones a su disposición.

También podría ocurrir que el caso no llegue a juicio; hasta el 2 de octubre, Bankman-Fried aún tiene la oportunidad de declararse culpable, lo que hace la inmensa mayoría de los acusados por delitos de guante blanco. “Muchas declaraciones se producen mucho antes de la fecha del juicio, pero algunas en la víspera”, dice Richman. “La inminente idea de una condena y pasar un largo período en prisión suele cambiar la perspectiva”.

¿Puede FTX revivir sin Sam Bankman-Fried?

Tras la quiebra de FTX y las acusaciones contra Bankman-Fried, también su reputación se vino abajo. Sin embargo, despertó el interés de otros tantos más por su singular enfoque en lograr que, en tan solo tres años, su bolsa de criptomonedas fuera valorada en 32,000 millones de dólares y ofreciera una promesa de rentabilidad.

Algunos detractores opinan que la supuesta estafa de su CEO ha perjudicado, en consecuencia, la marca FTX y que eso impediría que nuevos clientes, prestamistas e inversionistas quieran apostar por el negocio. Pero, otro lado, los defensores consideran que la compañía cuenta con todo el arsenal técnico y estratégico para hacer que resurja y recupere su posición como una de las bolsas de criptomonedas más importantes en el mundo.

Quizá sea mejor esperar a ver cuál será el dictamen del tribunal de Nueva York para esclarecer las dudas y determinar si la empresa sería capaz de ofrecer la transparencia, la seguridad y la confianza que, presuntamente, Bankman-Friedman no pudo brindar.

 

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