Edición MG
Información de El Universal
En San Juan del Río, la comunidad más grande del municipio de Santiago Choápam, los días han sido de muerte; los fallecidos suman 13, a causa del brote de coronavirus que golpea a esta localidad, tras haber realizado un baile popular el pasado 5 de enero para celebrar al Divino Niño Jesús.
Además, otras 14 personas hospitalizadas en Tuxtepec y Veracruz están graves, explica Evergisto Gamboa Díaz, edil de Choápam, quien insiste en que los contagios ascienden a más de 400, un tercio de los mil 200 habitantes.
Entre las vidas que ha arrancado el virus se cuentan las de tres policías, cuatro más se encuentran graves y otros optaron por renunciar ante el temor de contagiarse, lo que disminuyó la capacidad de su corporación, conformada con apenas 12 elementos, lamenta el presidente municipal en entrevista con EL UNIVERSAL.
“Nos está pegando muy duro”, dice sobre la emergencia que enfrentan sin medicamentos ni personal médico y con el centro de salud cerrado, pues la única enfermera que no se había contagiado se fue de vacaciones: “¿Y qué hacemos nosotros ante esta situación?, aunque sea que nos manden aspirinas”, reclama.
Estos días de luto se viven en silencio en este pequeño pueblo del Bajo Mixe, pues ante el brote la gente decidió resguardarse en sus casas. “Parece un pueblo fantasma”, dice el edil, quien advierte que otro problema que viene es el hambre, pues la mayoría de los habitantes son campesinos que ganan unos 100 pesos al día y, si no trabajan, no tienen para comer.
De ahí, dice, la urgencia del llamado a las autoridades del gobierno de Oaxaca para que apoyen con víveres a la población. Hasta ahora no ha habido respuesta.
Si dinero para emergencia
Evergisto Gamboa Díaz enfrenta el brote con un escenario político adverso. Su triunfo electoral como presidente municipal de Choápam detonó una serie de impugnaciones de adversarios, las cuales ganó en tribunales electorales.
Pero esta pugna lo mantiene despachando fuera de la cabecera por seguridad y le ha impedido acceder a los recursos públicos que le corresponden al ayuntamiento.
Apenas, dice, abrió las cuentas bancarias que requiere la Secretaría de Finanzas para realizar las transferencias del presupuesto a este municipio de la región de la Cuenca del Papaloapan.
Como no hay presupuesto del cual echar mano, los gastos para enfrentar la pandemia prácticamente han salido de su bolsa.
El edil adquirió cuatro tranques de oxígeno medicinal y dos más le fueron prestados, pero rellenarlos le cuesta 2 mil pesos cada uno.
“He respondido para comprar los tanques de oxígeno, no he cobrado ningún recurso de Finanzas, porque vengo de un proceso de impugnaciones, de tanta gente que no quería dejar el poder en Choápam (…) No he cobrado un centavo del municipio, estoy soportando con mis propios medios”.
Pese a ello, Evergisto agradece la actuación de la Jurisdicción Sanitaria de Tuxtepec, que llevó material de limpieza y desinfección para tratar de contener los contagios; no obstante, sostiene que la ayuda no es suficiente porque no les han resuelto ni las medicinas ni la atención médica, ante la falta de personal, mientras que la población se está quedando sin alimentos.
Por su cuenta, dice, contrató a un enfermero, pero renunció apenas vio la situación. Ahora, denuncia, los pobladores también enfrentan que se les nieguen los servicios de transporte, porque las personas temen contagiarse, lo que impide trasladar a los pacientes en estado grave, puesto que la ambulancia no funciona y no cuentan con vehículos oficiales.
Sobre la fiesta por la que existe poca empatía hacia su pueblo, Gamboa Díaz asegura que nunca autorizó las celebraciones del 5 y 6 de enero en San Juan del Río. “Ni la autoricé ni yo estuve ahí, ni ningún miembro de mi cabildo estuvo. La gente de mi comunidad lo sabe, sabe también que desde mayo pasado están prohibidas las fiestas y las reuniones”, recalca.
Para el edil, señalar la fiesta y culpar a la comunidad del brote es una excusa para responsabilizarlo de la situación y para justificar que los gobiernos estatal y federal no les han brindado apoyo. Sostiene que los contagios no sólo se detonaron por la fiesta, sino porque San Juan del Río es una comunidad de paso y un centro comercial que colinda con pueblos de Veracruz, con quienes hay un intercambio comercial. Mientras tanto, en San Juan del Río sólo existe silencio.