Se presenta “La Panfletaria: un espectáculo redondo”

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Creada por la actriz Eloísa Zapata y producida por “Del Buche al Corazón”. Se estrenó en Colombia y se presentará en San Luis Potosí, en el Foro Teatral “La Carrilla”, ubicado en la avenida Himno Nacional #4000, en horario de 20:30hrs., con dos funciones:

  • Entrada exclusiva para mujeres, el 16 de octubre, contará con un Conversatorio sobre el tema central de la obra.
  • Público en general, 17 de octubre (aquí sí entran todas, todos y todes).

 

Panfleta, Panf para quienes la conozcan en escena, fue una niña que amaba los deportes, los colores, el baile; en su adultez le gusta viajar, maquillarse y cuidarse. A través de su historia, en primera persona, dimensionaremos lo complejo que resulta integrarse a una familia, una relación amorosa, la escuela, la salud, a la sociedad con su sistema corporal tan ajustado que asfixia.

Siete mujeres compartieron sus reflexiones sobre esta obra:

“Todas las mujeres deberíamos verla, porque cuestiona las violencias estéticas que hemos permitido, vivimos e incluso perpetuamos” (Zayra Sánchez).

“Tiene un mensaje político: habitar el cuerpo, eso no me lo esperaba y me gustó” (Paty Salazar).

“Nunca había estado en un espacio que hablara específicamente de esto. Es bonito que estos temas estén ahí, hablándose en voz alta, a través del teatro” (Janin Garcín).

“La obra, de alguna manera, te hace mirar eso que tenemos inconsciente, muy aprendido y que sale en nuestras creencias, en nuestro lenguaje” (Martha Aguilar).

“Me invita, es a respetar, a no estar opinando. Una cosa que no es de comprender, sino de respetar y ya (Adri B).

“Siempre es reconfortante encontrar, en el arte, las cosas que duelen. Hace sentir que no estoy sola (Daniela).

“Yo creo que quienes vieron la obra, se fueron cuestionando actitudes normalizadas” (Olga).

Y es que Eloísa, en escena, impacta, genera emociones y reabre vivencias por su forma de exponer la exigencia de los estándares estéticos. Pero también refleja el trabajo de dramaturgia y dirección, coreografía, voz en off, supervisión técnica, asistencia técnica, difusión y registro fotográfico a cargo de otros talentos en el mundo del teatro como: Milton Lopezarrubla y Conchi León, Mabel Escobar, Edward Gómez y Alberto Palavicini, Nicolas Trujillo y Sandra Silva, Lu Covarrubias, Luciernaga Producciones y Juanra Quijano, respectivamente.

La Panfletaria es un proyecto escénico bien logrado:

Sobre la forma en la que lo aborda, me encantó el humor y la música, es lo que más me gustó. Como esa magia para hablar de algo tan duro, tan doloroso, tan incómodo, desde el humor, desde la música. Muchas veces se ha dicho: ¡ay! ¡ya no se pude hacer comedia!, ¡ya no se pueden hacer chistes!, pero creo que justo, esta obra, es muestra de que sí se puede hacer comedia con un sentido, comedia no violenta y de cuestiones más profundas. Claro, me parece que se necesita ser muy brillante para lograrlo. Y La Panfletaria está muy bien lograda (Daniela).

Sí se puede hacer comedia de temas dolorosos y el teatro cabaret de Eloísa es una contribución orgullosamente potosina.

Siempre he pensado que el humor puede profundizar de manera más catártica. Tratar algunas problemáticas desde el humor es una manera de sanarlas, sobre todo, cuando en el escenario se habla en primera persona. Siempre viene bien que sea desde el lado del humor y el teatro cabaret es una forma (Martha Aguilar).

En La Panfletaria la risa es la pedagogía para conducir al público a un mensaje catártico. La risa permite el salto hacia la sensibilización de eso que interiorizamos y aprendemos como verdad. Para luego reconocernos como las personas que somos, capaces de empatizar sobre las formas de vivir y estar en el mundo. En ese sentido, Eloísa es promotora de derechos humanos, en esta obra, del derecho para habitar la diversidad.

“Me esperaba una obra de comedia, un monólogo, y sí lo fue, pero también me dejó un mensaje. Hasta hoy, tengo partes de la obra en mi casa, en mi refri, porque me gustó mucho a lo que invita” (Paty Salazar). “Y es que, me gusta mucho como Elo hace teatro, de una forma muy divertida para aprender, donde al final te hace reflexionar un chorro de cosas que normalizamos. Entonces, para mí y vi que, para mucha gente, si fue como: ¡ah!, me estoy riendo de algo que no está chido. Me gustaría que más personas conocieran esta manera de reflexionar sobre temas tan importantes” (Janin Garcín).

El teatro, como otras expresiones artísticas es un derecho humano, un derecho cultural, fundamental en la vida de las personas y las sociedades porque permite expresar, representar historias como la de Panf quien deja huella entre las personas que la conocen.

¿Pero de qué va esta obra? de todo lo anterior y más. Aquí no hay “spoiler”, pero sí una fuerte invitación para que marque al panflecel (444 600 1657) y haga su reservación.

Panf “cuestiona nuestra idea de qué es estético y cómo [esa idea] genera espacios de discriminación en todos lados: en la escuela, en la familia, con los amigos, al momento de buscar una relación sentimental” (Patricia Salazar). “Es un tema que nos toca a muchas mujeres y creo que, a veces, es difícil expresarse con naturalidad frente a eso [porque en] todos lados estamos llenos de información, del quiérete mucho, apréciate como eres; pero creo que, en realidad [de esto no se habla]” (Adri B).  Pone al centro y cuestiona la estética, el amor condicionado, pertenecer a costa de una misma, de la violencia silenciada, además del amor propio y las sensualidades, ¡tantas! como mujeres en el mundo.

La Panfletaria invita a pensar cómo hablamos con las infancias. “En algunas partes me sentí identificada, todo eso nos lo enseñan desde chiquitas. Porque yo sí recuerdo todo el tiempo esos comentarios. En la obra me resonaban por cómo, poco a poco, se interiorizaron y quedaron ahí, en la mente. Sentí, creo, hasta incomodidad porque lo tengo interiorizado” (Paty Salazar). Janin Garcín reflexionó:

“desde la infancia aprendemos de los adultos, de las adultas, a ser muy hirientes con las demás personas. En realidad [como infancias] no sabemos que estas palabras se quedan en la mente, en los pensamientos, desde niñas. Entonces, para mí fue también un ¡fock! Pues desde niñas aprendemos formas no chidas de tratar a nuestras hermanas, compañeras, amigas, hermanas y tal” (sic).

Aunque las mujeres entrevistadas no dialogaron entre sí, sus reflexiones se conectan:

“Me sentí identificada porque en algún punto de mi vida fue un tema. La puesta en escena hizo que se movieran esos recuerdos que en algún punto de la vida me tocó transitar. Cuando era adolescente tenía un amigo que me decía Gordachov cuando el presidente Mijaíl Gorbachov representaba la Unión Soviética, era lo que usaba para referirse a mí” (Martha Aguilar). “A veces sí crecemos así, pensando que nosotras somos las que estamos mal porque no cumplimos con este requisito de parecernos todas” (Adri B). 

 

 

En los aprendizajes de la obra coinciden que:

“Hablar de esto, en voz alta, hace que se normalice. Permite que otras personas comiencen a cuestionar, [incluso lo que] nos decimos a nosotras mismas. Para mí, ha sido bonito encontrar a mujeres diversas en mi camino, han sido hasta parte de mi proceso artístico (Janin Garcín).

“Yo quedé empática ante la situación que hemos vivido, o que siguen viviendo las personas. Pienso que podemos tener una postura más amplia o ser más inclusivas, menos discriminatorias. Todavía hay frases en nuestro lenguaje que hacen referencia a esos estereotipos muy arraigados. Este es un camino largo, pero de alguna manera, el teatro, el arte, siempre van un poquito adelante y nos guían hacia donde tenemos que mirar los seres humanos; en el sentido de tener una sociedad más justa, más equitativa, con mayor respeto hacia los cuerpos, las cuerpas” (Martha Aguilar).

“Me hizo sentir comprendida y aliviada; al saber que esas narrativas no solo me atraviesan a mí. Sentí incomodidad, tristeza, de sabernos, de saberme en una sociedad donde las mujeres tenemos que ser chiquitas y delgadas para caber. Si bien, yo vivo en un cuerpo relativamente delgado, también soy alta y hay cuestiones que atraviesan de otras maneras; y [la obra] da una sensación de estar acompañada”. Me permitió observar de una manera más clara, ciertas experiencias que no me atraviesan y me sensibilizó en general (Daniela). La obra hace que uno sienta esa empatía, que creo que es lo más importante (Adri B).

En resumen, La Panfletaria remueve vivencias de quienes la miran.

“Remueve muchos sentimientos, muchas vivencias dolorosas. Cuando fui, no sabía de qué hablaba. Fue incómodo de alguna forma, porque hay narrativas internalizadas que me encuentro, hubo cierta incomodidad y tal vez dolor. Pero creo que fue muy bien llevado para hablar de las experiencias de la violencia estética (Daniela).

La obra “[puede] ser muy dolorosa, [puede] hacerte sentir vulnerable porque es un tema del que no se habla. No nos damos cuenta de lo que duele hasta que nos insultan o la violencia nos explota en la cara. Como persona que ya lo ha trabajado pude identificar muchas situaciones, darme cuenta de cómo ya no estoy ahí, de cómo las he vivido, pero ya no me duelen, ni me atraviesan igual; entonces, para mí eso fue importante. Siento que, si no lo has trabajado, puede ser una obra muy dolorosa”, señaló Olga Lucio, activista y defensora de derechos, quien facilitará una Conversatoria sobre el tema, después de la función del 16 de octubre, que es exclusiva para mujeres. Para ella, este tipo de obras son importantes porque no son comunes desde la creación artística.

Para Adri B, la obra es valiosa porque le permite saber que no es la única sintiendo eso. Para ella, exponer el tema es “sentirse acompañada”, reconocer que no es una percepción individual también de otras.

Por leer hasta aquí hay un spoiler de recompensa, poco antes de cerrar la obra hay un regalo y Daniela lo expresó de manera muy sentipensada:

“yo lo tengo pegado [en el refrigerador] como recordatorio de que puedo ser grande, puedo ocupar espacio, puedo hablar y no disimular todo lo que dice la sociedad que es imperfecto”.

 

 

 

Redacción: Carmen Morales

Fotografías: Karina Meza

Diseño de cartel: Luciérnaga – Arrabal Desing

Fotografía del cartel: JuanRa Quijano

 

 

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