El Economista.- Los espacios de trabajo aún son inseguros para las mujeres y también los trayectos al mismo. La mitad de las trabajadoras dice estar preocupada por su seguridad personal en el entorno laboral y mientras se desplazan a sus oficinas, de acuerdo con la encuesta Mujeres en el trabajo 2024, realizada por Deloitte.
Según los resultados, una de cada 10 mujeres afirma haber sido acosada en el trayecto al trabajo, y casi el mismo número ha sufrido acoso sexual por parte de un compañero. Mientras que 16% trata con clientes que las han acosado o se han comportado de una manera que las ha hecho sentir incómodas.
La encuesta también reveló que el número de mujeres que dicen haber experimentado comportamientos no inclusivos, como acoso o microagresiones en el trabajo ha disminuido desde el año pasado.
A pesar de esto, todavía el 43% de las reconoce que experimentó uno o más de estos comportamientos en el último año. De este universo, una cuarta parte recibió comentarios o acciones inapropiadas por parte de personas con cargos superiores en su empresa.
Cuando las mujeres deciden dejar una organización, al menos 16% afirma que la razón principal es su experiencia de acoso o microagresiones.
El estigma o el miedo generan que este tipo de situaciones no se denuncien: 40% de las que sufrieron microagresiones no lo denunciaron porque consideraron que el comportamiento no era lo suficientemente grave para hacerlo.
Pero para 14% de las mujeres, la razón fue que temían que el comportamiento empeorara, y a una de cada 10 le preocupaba que la denuncia fuese a complicar la situación.
Estrés, estigma sobre la salud mental y largas jornadas laborales
Pese a que los trastornos de salud mental, como el estrés o la ansiedad, hoy son cuestiones que están en el ojo público. A las mujeres les preocupa este tema, pero no se sienten cómodas expresando su sentir en el trabajo o revelar que esto, es el motivo de su renuncia.
“La cultura del lugar de trabajo puede contribuir a esta reticencia, pero no es la única explicación: a muchas mujeres les preocupa la discriminación o el despido, y una de cada 10 ha tenido experiencias negativas al hablar de su salud mental en el trabajo en el pasado”, refiere el estudio.
Tal vez por esta razón, entre otros factores, la mitad de las mujeres describe sus niveles de estrés como más altos que hace un año.
Los resultados de este año muestran una relación entre las horas de trabajo y la salud mental: mientras que la mitad de las mujeres que suelen trabajar las horas establecidas describen su salud mental como buena, esta cifra desciende a 23% en el caso de las que trabajan regularmente más horas.
La carga del cuidado, sobre los hombros de las mujeres
De la equidad entre hombres y mujeres en tareas de cuidado y no remuneradas, se habla mucho, pero la realidad es muy distinta, y en el último año se ha acentuado más.
La mitad de las mujeres que vive en pareja y tiene hijos en casa asumen la mayor parte de la responsabilidad del cuidado de los niños, un año previo esa proporción era de 46 por ciento. Mientras que casi 60% de las mujeres que se ocupa del cuidado de otro adulto dice que son ellas las que asumen la mayor responsabilidad.
Respecto a los ingresos, una quinta parte de las mujeres que fueron encuestadas afirma ser la principal fuente de ingresos de su hogar. De ellas, casi la mitad es responsable de la mayor parte del cuidado de los niños; sólo 19% asegura que sus parejas tienen la mayor responsabilidad.
Un sistema de cuidados podría ayudar a que las trabajadoras tuvieran menos carga, pues dos de cada 10 mujeres creen que la falta de guarderías asequibles podría obligarlas a renunciar a su trabajo o ralentizar su carrera profesional.
La encuesta también revela el impacto de las responsabilidades domésticas en la salud mental: Las mujeres que asumen la mayor parte de las tareas del hogar tiene menos probabilidades de gozar de buena salud mental que las que no lo hacen.
De acuerdo con Deloitte, los resultados de la encuesta demuestran que aún queda mucho por hacer, y las organizaciones pueden comenzar por:
- Reconocer la importancia de la salud mental en el trabajo, el estrés laboral y tomar medidas para mitigarlo.
- Garantizar que las políticas organizacionales reflejen la importancia de la salud de las mujeres y creen una cultura en la que puedan hablar abiertamente de su salud y, en caso necesario, ausentarse del trabajo por este motivo.
- Comprender y abordar las preocupaciones de las mujeres sobre su seguridad en el lugar de trabajo.
- Establecer políticas y prestaciones en favor de la familia y centrarse en facilitar el equilibrio entre la vida laboral y personal.
- Comprender el impacto de las políticas de reincorporación al trabajo en las mujeres y, a continuación, tomar medidas para identificar y abordar los retos
- Abordar los comportamientos no inclusivos y apoyar el derecho de las mujeres a expresarse sin preocupaciones.
- Por último, fomentar entre los líderes la igualdad de género.
“Para crear culturas inclusivas que permitan el éxito profesional de las mujeres, las organizaciones deben centrarse en abordar los factores del lugar de trabajo que generan estrés, reducen el estigma y crean una cultura en la que las mujeres se sientan capaces de revelar los desafíos con su salud física y mental, apoyar los esfuerzos para equilibrar las responsabilidades laborales con compromisos fuera del trabajo y promulgar políticas que potencien la progresión profesional de las mujeres”, refiere el estudio de Deloitte.