Senado reelige a Rosario Piedra como titular de la CNDH entre reclamos de la oposición

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Forbes.- El pleno del Senado, con mayoría calificada de Morena y aliados, reeligió con 87 votos a María del Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) durante el periodo comprendido del 16 de noviembre de 2024 al 15 de noviembre de 2029.

“Conforme al resultado de la votación y debido a que se cumple el requisito de la misma de dos terceras partes de las y los senadores presentes que señala el artículo 102 constitucional, resultó reelecta la ciudadana”, informó Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado.

A las 1:30 de la mañana de este miércoles, la ombudsperson Rosario Piedra Ibarra tomó protesta ante el pleno del Senado, con la ausencia de los senadores del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano, quienes decidieron abandonar el recinto.

Las otras dos candidatas de la terna, Nashieli Ramírez Hernández y Paulina Hernández Díaz, recibieron 36 y un voto, respectivamente.

De los 128 senadores que integran la Cámara Alta, 127 participaron en la votación. El único ausente fue Miguel Márquez, exgobernador de Guanajuato y miembro del PAN.

La votación en el Senado para la reelección de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) refleja claramente cómo, a pesar de las críticas tanto dentro de Morena como de la oposición y organizaciones defensoras de derechos humanos, el proceso terminó siendo determinado por factores políticos y no por el mérito o desempeño de los candidatos.

A pesar de que Piedra Ibarra fue la peor evaluada entre los 15 aspirantes, incluyendo a aquellos con mejores credenciales como Paulina Hernández Díaz y Nashieli Ramírez, su reelección se impuso con 87 votos, principalmente gracias al bloque oficialista conformado por Morena, PT y PVEM. Este resultado se produjo en un contexto de fuertes tensiones internas dentro de Morena, donde varios senadores, como Javier Corral, Higinio Martínez y Malú Micher, mostraron su rechazo a la continuidad de Piedra Ibarra en el cargo.

El hecho de que no se haya permitido el uso de una mampara para votar en secreto, una propuesta respaldada por PAN y MC, parece haber sido un factor clave para frenar la rebelión interna. De no haber existido esta restricción, es posible que algunos senadores afines a la Cuarta Transformación hubieran votado en contra, ya que, según varios de ellos, existió una presión explícita desde las más altas esferas del poder, particularmente del expresidente López Obrador.

A pesar del proceso técnico de evaluación de candidatos, que incluyó un parlamento abierto y una rigurosa comparación de los perfiles, al final la política y la línea oficialista prevalecieron. Esto genera un precedente inquietante para los procesos de selección de autoridades autónomas en el país, ya que resalta cómo las decisiones políticas pueden prevalecer sobre los criterios técnicos y la pluralidad de voces.

La reelección de Piedra Ibarra también subraya la falta de legitimidad que enfrenta la CNDH, tanto dentro de las instituciones como en la sociedad civil, y plantea dudas sobre la capacidad de la Comisión para cumplir con su misión de defender los derechos humanos en México, sobre todo en un contexto de creciente polarización y conflicto político.

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