Con una carrera policial de poco más de cinco años, Cynthia Lorena Pérez, policía en activo de la Guardia Civil Estatal (GCE), ha descubierto la verdadera esencia de ayudar, proteger y contribuir a la recomposición y bienestar social desde sus funciones, entre las cuales se encuentra haber sido titular de la Unidad Especializada de Atención a la Violencia de Género.
Con un enorme reto que inició el 15 de diciembre del año 2017, convirtiéndose en la primera policía de su familia, destaca que las mujeres tienen demasiado valor que aportar desde todas las trincheras y espacios sociales, a través de la determinación para cumplir sus sueños; por ello, este 8 de marzo, “Día Internacional de la Mujer”, para ella es una fecha que alienta a la conciencia de una lucha noble y fundamental para ir derrumbando la desigualdad y discriminación hacia las mujeres; “para tener un nuevo principio hay que generar un mundo más equitativo”.
Con asombro, recuerda que 10 años atrás, se visualizaba en los quehaceres del hogar, “dedicarme a mis hijos…ahora puedo decir que hago mucho, que me siento empoderada por lo que soy y a dónde me dirijo, porque no debemos encerrarnos en sólo ser amas de casa, podemos ser todo lo que nos propongamos, yo elegí ser mujer policía”. Rememora que aunque tuvo el apoyo de su familia, sus hermanos creían que era una idea descabellada, pero siempre fue motivada a seguir.
En sus inicios, Cynthia fue parte del Grupo de Reacción, ahí conoció el control de las emociones, actuar y apoyar a quien lo necesitaba, porque “nunca dejas de aprender”, esto le llevó a ser jefa de la Unidad Especializada en Atención a la Violencia de Género, donde se adentró en una tarea importante para acabar con la violencia en contra de las mujeres, menores de edad y personas vulnerables.
En cada auxilio se deja una parte del alma, “porque ninguno es igual; como madre, siente ese dolor al atender una situación en donde hay menores de edad en situación de peligro”, menciona mientras su voz se quiebra. Luego, prosigue al recordar una anécdota en la cual un menor de edad había abandonado por sus propias padres en cada de un vecino, momento que lo lleva en mente siempre: “me dio mucho dolor, porque son hechos que te marcan como mujer, tu como madre sientes ese apego, esa necesidad de arroparlo y protegerlo, pero también empiezas a conocer los motivos de alguien para dejar a un menor, no podemos juzgar las acciones de la gente, nuestro deber es proteger”.
Agrega que esta profesional, no sólo sé es policía, sé es madre, psicóloga, doctora y una confidente, tanto en la calles como al término de cada jornada al llegar a casa, observar con orgullo su uniforme y sentirse fuerte y luchadora. Y aunque no es fácil sobrellevar su rol de mamá con su profesión, se esfuerza cada momento para llevar el honor y satisfacción de servir a quienes lo necesitan, además de superar sus propios miedos y crecer tanto a nivel personal como profesional.
Cynthia se considera afortunada de estar donde está, de seguir firme y con la misma convicción que la impulsó a ingresar a la entonces Policía Estatal en San Luis Potosí, incluso, más convencida de haber tomado una de las mejores decisiones de su vida: ser madre y policía a la vez, en lo que las funciones fundamentales de cada rol sólo cambian de escenario, pero no la intención ni el propósito.