Mural.- Colossal, con sede en Dallas, hizo pública una nueva ronda de inversión que ayudará a financiar su esfuerzo por recuperar a dos de los animales extintos más famosos: el mamut y el dodo.

Reintroducir mamuts en Alaska o dodos en la isla Mauricio suena poco realista, incluso tonto, y ha despertado el escepticismo de los paleogenetistas y otros expertos que temen que los efectos de la extinción sean impredecibles.

Sin embargo, Colossal ha seguido atrayendo el apoyo de los inversionistas, incluidas celebridades, y acaba de anunciar otros 150 millones de dólares en financiamiento para juntar un total de 225 millones desde el 2021.

Una persona familiarizada con la compañía reveló que con la última ronda, la empresa estaría valuada en unos mil 500 millones de dólares, por arriba de los mil millones de las startups a las que se les denomina “unicornios”.

Para algunos inversionistas, un dodo vivo es menos importante que los avances científicos logrados a través de los esfuerzos por regresar especies de la extinción.

“En el camino para traer de vuelta a una especie, vamos a aprender cosas que no podemos aprender en un laboratorio de prácticas”, sostuvo Thomas Tull, un inversionista tecnológico que produjo la película Jurassic World.

La afluencia de efectivo se produce cuando el mundo financiero ha tomado un nuevo interés en la crisis de la biodiversidad.

La conferencia de Naciones Unidas sobre biodiversidad en diciembre pasado atrajo a representantes de Wall Street y los bancos mundiales están incursionando en canjes de “deuda por naturaleza” que protegerían los ecosistemas vulnerables a cambio de renegociar la deuda soberana en países en desarrollo.

Colossal se está posicionando como una solución al daño causado al mundo natural y su cofundador Ben Lamm afirma que tienen la oportunidad de revertir la pérdida de biodiversidad causada por el hombre.

¿Cómo sería rentable para los inversionistas la restauración de especies?, es una pregunta abierta, pero Colossal sugiere que otras áreas prometedoras para futuras escisiones podrían incluir la edición de genes y úteros artificiales.

Lamm, quien cofundó Colossal con el genetista de la Universidad de Harvard, George Church, también cree que el objetivo de la startup le da una ventaja competitiva en el reclutamiento de personal que prefiere investigar bestias desaparecidas que proyectos menos exóticos.

“Puedes trabajar en la levadura o puedes trabajar en traer de vuelta una especie extinta”, refirió.

El dodo es el tercer animal extinto en la lista de tareas pendientes de Colossal. En marzo pasado, la startup anunció que traería de vuelta al mamut lanudo y en agosto añadió la promesa de resucitar al tigre de Tasmania, o tilacino, que fue declarado extinto en la década de 1930.

La compañía dice que está en camino de producir crías de mamut para el 2028.