Expansión.- Una vacuna experimental de ARN mensajero, la misma molécula de la vacuna del Covid que ha logrado frenar la pandemia, induce respuesta inmunitaria sustancial y retrasa potencialmente la recaída de los pacientes en el adenocarcinoma ductal pancreático, según los resultados de un ensayo clínico sobre 16 pacientes.
La vacuna experimental es efectiva cuando se utiliza junto con otros tratamientos, como quimioterapia, cirugía y e inmunoterapia. Los resultados del ensayo clínico en fase I se publican en la revista Nature, en un artículo liderado por investigadores del Memorial Sloan Kettering Cancer Center (Estados Unidos). El estudio muestra que las vacunas personalizadas de ARN mensajero “resultan prometedoras” en el cáncer de páncreas.
La vacuna (Autogene cevumeran) ha tenido buenos resultados preliminares en el adenocarcinoma ductal pancreático, un cáncer pancreático con unas bajas tasas de supervivencia, cuya recurrencia se puede retrasar con terapias quirúrgicas y médicas hasta cierto punto y letal en el 88% de los pacientes. La mayoría de estos cánceres albergan niveles elevados de neoantígenos de células T que son adecuados para vacunas, unas proteínas de la superficie celular que pueden surgir en la superficie de los tumores tras ciertos tipos de mutaciones del ADN y que pueden ser objeto de terapias vacunales personalizadas con el fin de potenciar la actividad de las células T y mejorar los resultados.
Los investigadores, coordinados por Vinod Balachandran, del mencionado centro médico, administraron una vacuna personalizada de ARN mensajero en combinación con quimioterapia e inmunoterapia a 16 pacientes. La vacuna se preparó según las características del tumor de cada paciente y hubo respuestas sustanciales de células en el 50%, “lo que indica que la vacuna puede inducir una respuesta inmunitaria mejorada“. A los 18 meses de seguimiento, los pacientes con células T expandidas por la vacuna tenían una media de supervivencia libre de recidiva más larga en comparación con los pacientes sin células T expandidas por la vacuna (13,4 meses).
La vacuna Autogene cevumeran es una vacuna de neoantígeno individualizada basada en nanopartículas lipoplex de ARNm de uridina, sintetiza a partir de tumores extirpados quirúrgicamente, administrada junto conatezolizumab (una inmunoterapia anti-PD-L1), y una versión modificada de un régimen de quimioterapia de cuatro fármacos (mFOLFIRINOX, que comprende ácido folínico, fluorouracilo, irinotecán y oxaliplatino). Los puntos finales incluyeron células T específicas de neoantígeno inducidas por la vacuna mediante ensayos de alto umbral, supervivencia libre de recurrencia de 18 meses y viabilidad oncológica.
Supervivencia sin recurrencia de cáncer a los 18 meses
“Tratamos a 16 pacientes con atezolizumab y cevumeran autógeno, luego a 15 pacientes con mFOLFIRINOX. El autogen cevumeran se administró dentro de los 3 días de los tiempos de referencia, fue tolerable e indujo células T específicas de neoantígeno de alta magnitud en 8 de 16 pacientes, y la mitad se dirigió a más de un neoantígeno de la vacuna”, concretan los autores en el estudio.
“Utilizando una nueva estrategia matemática para rastrear clones de células T (CloneTrack) y ensayos funcionales, descubrimos que las células T expandidas por la vacuna comprendían hasta el 10% de todas las células T de la sangre, se volvieron a expandir con un refuerzo de la vacuna e incluyeron un neoantígeno polifuncional de larga duración”, añaden.
“Los pacientes respondedores, con linfocitos T expandidos a la vacun, tuvieron una vida media más larga sin recurrencia de cáncer a los 18 meses de seguimiento en comparación con los pacientes sin linfocitos T expandidos a la vacuna (no respondedores. Tanto respondedores como no respondedores desarrollaron una inmunidad equivalente a una vacuna de ARNm concurrente no relacionada contra el SARS-CoV-2. “Por lo tanto, atezolizumab adyuvante, cevumeran autógeno y mFOLFIRINOX inducen una actividad sustancial de células T que puede correlacionarse con la recurrencia tardía de PDAC”, concluyen.
Estos resultados demuestran el potencial de las vacunas individualizadas de ARN mensajero (ARNm) en el tratamiento de este cáncer de páncreas, además de aportar pruebas de su eficacia general como herramienta terapéutica en el tratamiento de la enfermedad.
Este tipo de vacunas ARNm pusieron coto a la covid-19, una tecnología que, sin embargo, estaba concebida inicialmente para intentar desarrollar vacunas contra el cáncer, un fértil campo de investigación gracias al mejor conocimiento del sistema inmune y los desarrollos técnicos.
Para Manel Juan, jefe del Servicio de Inmunología en el Hospital Clínic de Barcelona, señala en Science Media Centre España que “el estudio demuestra algo que ya ha sido sugerido antes muchas veces (con datos menos sólidos), como es que la vacunación personalizada con ARNm de antígenos tumorales es eficaz en inducir una respuesta y que puede, como mínimo, incrementar los períodos de supervivencia”.
“El trabajo encaja perfectamente con el cada vez mayor número de trabajos que muestran evidencia de estos tratamientos. La principal aportación es que lo consigue en un tumor considerado en general poco reactivo a la inmunoterapia y reconfirma a todos los que consideramos que la inmunoterapia es una propuesta general más dependiente del estado inmunitario de la persona que no del tipo de tumor en concreto”.