WeWork, la empresa que tocó las nubes y ahora está en riesgo de bancarrota

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La historia de esta compañía está ligada a escándalos y malos manejos. Conoce todo lo que tuvo que pasar para llegar a la posición en la que se encuentra actualmente.

Expansión.- WeWork, la empresa que popularizó el concepto de oficinas compartidas, vive uno de sus momentos más complejos. Esta semana, la empresa advirtió sobre una posible bancarrota, algo que se veía lejano hace cuatro años, cuando se preparaba su salida a la bolsa. Por lo que su historia es una de momentos felices, pero también de turbulencias.

¿Quién fundó WeWork?

WeWork fue fundada en 2010 por Adam Neumann y Miguel McKelvey, dos jóvenes que estudiaban en la Zicklin School of Business, quienes tenían el sueño de hacerse millonarios con sus diferentes emprendimientos.

La idea de oficinas compartidas ganó bastante popularidad en la industria inmobiliaria en aquel tiempo y así abrieron la primera sede de la compañía en Nueva York bajo el modelo de rentar amplios espacios para que diferentes empresas pudieran ocuparlos y compartir experiencias entre ellas.

Dicho concepto fue conocido como coworking y la principal ganancia para WeWork provenía de las rentas que cobraban por ocupar esos espacios, donde los principales atractivos, además de conocer a otras personas de diferentes campos, eran las áreas comunes que compartían, pues en realidad no parecían oficinas, sino grandes salas de juegos.

El auge y la caída de WeWork

Durante sus primeros años de existencia, el concepto llamó tanto la atención hasta el punto de conseguir una valoración de 4,600 millones de dólares para el 2014, cifra que atrajo a grandes inversionistas, como JP Morgan Chase o incluso a Masayoshi Son, fundador y director ejecutivo de Softbank.

La crisis económica de finales de la primera década de los 2000 impactó al sector inmobiliario y eso lo aprovecharon en WeWork para iniciar un proceso de expansión alrededor del mundo. De acuerdo con datos de la empresa, en 2019 ya tenían 425 oficinas en 100 ciudades distintas y en ese mismo año alcanzaron una valoración de 10,000 millones de dólares.

Sin embargo, no todo fue favorable para la compañía, pues el Wall Street Journal publicó una investigación donde reveló la excéntrica vida de Neumann y la de su esposa Rebekah, la cual estaba alimentada por el dinero que generaba su empresa, misma que era criticada por estar sobrevalorada.

En ese año también se intentó una salida a bolsa, pero una vez que las finanzas estuvieron disponibles de forma pública, los inversionistas se dieron cuenta de los gastos excesivos que tenía Neumann, además de los riesgos que representaba trabajar con él, debido a su carácter y la influencia de su esposa, quien incluso llegó a invertir dinero de la empresa en verticales como la educación, con WeGrow.

Luego de que se dieran a conocer los detalles de la vida de los Neumann, Adam fue revocado de la junta directiva, mientras que SoftBank adquirió el 80% de la propiedad de la empresa.

La recuperación de WeWork

En 2020, diversos accionistas impusieron una demanda colectiva, bajo el argumento de que la empresa no había respetado diferentes acuerdos que había asumido, además de que no le dio importancia a las pérdidas registradas durante años, lo cual llevó a que su otro cofundador, Miguel McKelvey, también se retirara de la mesa directiva.

Para el 2021, la compañía finalmente se hizo pública, pero la turbulencia nunca abandonó el barco. Como parte de los cambios, el reconocido director ejecutivo de bienes raíces, Sandeep Mathrani, se hizo cargo de la empresa.

En su etapa inicial, logró que la caída de la compañía no siguiera y aunque tuvo que despedirse de 106 espacios de oficinas, WeWork llegó a diferentes acuerdos para frenar la debacle.

No obstante, ahora la empresa se encuentra en graves problemas debido a que su modelo de negocio, que consiste en firmar contratos de arrendamiento a largo plazo y alquilar espacios a corto plazo, ya no es tan redituable.

“Cada vez menos empresas, desde las maduras de gran capitalización hasta las emergentes, están dispuestas a firmar contratos de arrendamiento a largo plazo para espacios geográficamente fijos”, dijo el presidente ejecutivo interino, David Tolley, en una conversación con inversores el miércoles.

Esta situación ya parece insostenible. “Nuestras pérdidas y flujos negativos de las actividades operativas plantean dudas sustanciales sobre nuestra capacidad de continuar como negocio en marcha”, comunicó la empresa.

En el primer semestre del año, la empresa registró una pérdida neta de 700 millones de dólares, mientras que en todo el 2022 la pérdida fue de 2,300 millones de dólares. Luego de este anuncio, sus acciones se desplomaron un 36%.

Para que WeWork no caiga en bancarrota, primero debe determinar algunos factores, como la limitación de los gastos de capital, el aumento de los ingresos, además de la búsqueda de capital a través de la emisión de acciones o deuda.

No obstante, el panorama es gris para la empresa. La semana pasada renunciaron tres miembros de la junta directiva debido a desacuerdos con la gobernanza de la compañía y el actual CEO, Mathrani, anunció su renuncia para los próximos días.

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