La Jornada.- El Centro Federal de Reinserción Social Femenil (Cefereso) 16, en Morelos, es el escenario de una de las crisis más alarmantes en materia penitenciaria en México, no sólo por las deficientes condiciones de internamiento, sino por las continuas muertes de las mujeres privadas de la libertad
, un total de 19 en los últimos cuatro años, denunciaron organizaciones civiles y el Instituto Federal de Defensoría Pública (IFDP) ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Ante ello, Édgar Stuardo Ralón, relator de la CIDH para personas privadas de la libertad y combate a la tortura, manifestó su interés de realizar una visita a dicho penal para conocer las condiciones de internamiento, al ser esta una situación delicada y urgente
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En audiencia pública sobre el tema, por parte del Estado mexicano, Evangelina Hernández, coordinadora de estrategia institucional de la Secretaría de Gobernación, lamentó los 19 suicidios, pero sub-rayó: no hemos sido ni omisos ni indolentes
. Indicó que se han realizado brigadas de atención a la salud mental y puesto en marcha protocolos, además de realizar diagnósticos y traslados de internas a otros estados.
En Washington, en el 191 periodo de sesiones de la CIDH, Asilegal, Documenta y la Asociación Interamericana para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, entre otras, afirmaron que en el Cefereso 16, además de los suicidios hay casos de intoxicamiento por alimentos y de tortura y malos tratos.
Apuntaron algunos de los factores que podrían ocasionar las muertes e intentos de autolesiones en las internas, como prolongado aislamiento en las estancias, deficiencia en los mecanismos de comunicación con sus familias y seres queridos y lejanía del lugar donde llevan sus procesos
, al igual que la falta de medidas para la reinserción social y acceso a servicios de salud física y mental dignos.
Taissia Cruz, directora del IFDP, indicó que la mayoría de las mujeres que han fallecido en dicho centro federal presentaban problemas como ansiedad, depresión y otros padecimientos de salud mental graves, así como conductas de riesgo suicida. Sin embargo, el sistema penitenciario no les brindó el tratamiento necesario
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