El reto del 2021

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Por Roberto Mendoza

2020 fue un año que nos agarró desprevenidos, incrédulos y con la guardia baja; todavía en mayo algunos pensábamos que ya iba a terminarse el confinamiento, que pronto iba a haber una cura para el covid, que la economía iba a repuntar, que volveríamos a los restaurantes, al cine, a los conciertos a saludarnos con un beso y un abrazo.

Apenas han pasado 11 días de 2021 y ya hemos visto una posible guerra civil en EEUU, la saturación y muerte en los hospitales de nuestro país y en los del mundo, vimos Londres desierto, explosiones que dejan a media Ciudad de México sin su principal transporte, la violencia no para y la economía está lejos de recuperarse.

En medio de esto, en México, todo se está moviendo para el inicio de las próximas elecciones, cientos de precandidatos están listos a irrumpir en las calles… bueno no. Para todos, este año será un reto, pero para los candidatos, será un reto especial. Porque no se va a terminar la pandemia. Que todos nos vacunemos, de una vez hay que aceptarlo, no pasará pronto. Luego de casi cuatro semanas de la primera dosis que se inyectó en el país, sólo tenemos el .06% de personas vacunadas; en Israel ya llevan el 20%. No es cuestión de dinero, es de organización, en Estados Unidos, por ejemplo, sólo llevan el dos por ciento.

En este contexto ¿Cómo serán las campañas políticas de este año? No habrá mítines llenos de gente, no habrá grandes concentraciones, no habrá forma de llevar brigadas. El día de la votación esperemos que no haya grandes aglomeraciones. La primera preocupación de los candidatos será emocionar al electorado, convencer de formas totalmente nuevas de que sus propuestas son las mejores y después convencernos, de que aún con el riesgo de contagio, salgamos a votar.

Estoy seguro que más de un candidato buscará hacer una concentración masiva, que habrá más de uno que busque, por encima de la salud de los demás, hacer reuniones de más de 15 personas. Además, no le sorprenda que en lugar de gorras y playeras se regalen cubrebocas, caretas, lentes, alcohol gel y desinfectante. Por supuesto se pinten casas y edificios, se regalen tinacos, pero hay que decirlo, se reparta dinero, porque es lo que más va a faltar, dinero.

Este año, más que nunca, muchas familias estarán atentas a la venta de su voto, porque las elecciones son un mercado, gana quien reparte más. Aunque no en todo el país, ni todos aceptamos vender el voto. Muchos candidatos reinventarán la forma de hacer campaña, de imaginar, de prometer ¿bastarán las caras bonitas y las promesas de siempre? ¿Bastará una despensa dejada en la puerta de la casa? ¿Cuántas veces se puede vender un voto?

Voy a decirle lo obvio, si vende su voto, seguiremos en la misma espiral de pobreza y mala administración…Pero si no lo vende… ¿Habrá alguien que de verdad vea por el interés de todos? Aquí estaré contándole.

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